Opinión

Lucha generacional

Las portadas de los diarios de ayer lunes daban cuenta de aquellas cosas que se cuecen en la sala de máquinas de los grandes partidos donde hay aspectos relacionados con poderes, influencia y castas que someten su funcionamiento a una cierta problemática. Los diarios de ayer eran diarios de lunes y la fiabilidad que ciertas informaciones especialmente de corte político que se cuelan en las portadas de un periódico que inaugura la semana han de ponerse forzosamente en cuarentena y uno que es periodista suele hacerlo casi siempre y todos sus admirados colegas saben de lo que uno habla. Ayer había un diario que colocaba enfrentadas las sutiles desavenencias que se advierten en los dos grandes y veteranos partidos mayoritarios que se desempeñan como Gobierno y oposición, mientras que en otro la información se centraba en torear a una mano a la candidata a la alcaldía de Madrid por IU que se apresta a afrontar una renovación muy profunda –purga dice algunos- en las entretelas de su cúpula de mando.

Los periódicos de los lunes lo tragan todo, y a veces incluso se mete mano en el frigorífico y se tira de cualquier cosa guardada en el congelador para salvar la mañana, pero en los tres casos, el argumento que inspira cada una de las radiografías que se alzan en el aire para comprobar diagnósticos proclaman la desconfianza que genera entre los veteranos la presencia de los más jóvenes, y las reacciones que en ellos genera un cambio generacional. Dicen por tanto que en el PSOE el protagonismo personal que está asumiendo Pedro Sánchez molesta profundamente a los dirigentes más influyentes, dicen que los más veteranos del Gobierno sienten envidia del poder alcanzado por Soraya Sáenz de Santamaría, y dicen –esta vez por boca de uno de sus talentos emergentes que es Tania Sánchez-que en Izquierda Unida se acabó la influencia de la vieja guardia. Que se los van a cepillar a todos y a buen entendedor pocas palabras bastan.

Puede ser cierto o puede ser una faena de aliño en un lunes en el que todo se lo comían entre Cristiano Ronaldo y Messi. Pero es curioso que hubiera un acuerdo tácito para que este paquete de sentimientos encontrados presentes en las formaciones más arraigadas saliera al mismo tiempo.

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