Opinión

Medio siglo nos contempla

La mayor parte de los españoles recordamos qué estábamos haciendo aquel 23-F. Hace cuarenta años que se produjo aquella asonada cuartelera, la investigación no ha parado de meter los dedos entre sus pliegues, pero hoy es el día que hemos de aplicar para una situación tan sorprendente aquella hermosa y sincera frase que Platón atribuyó a Sócrates. “Solo sé -dijo el genio griego- que no sé nada”. Nosotros, al menos en lo que hace referencia este trascendental suceso de la vida nacional, tampoco sabemos demasiado. Solo sabemos que hemos dejado de saber de él unas cuantas cosas y que seguramente nunca las sabremos. Buena parte de los que estuvieron en su representación han fallecido, y los que sobreviven al paso del tiempo, no desean abrir la boca. La prudencia elemental aconseja guardar silencio porque hay casos abundantes en los que los que allí estuvieron valen más por lo que callan que por lo que dicen.

Al contrario del siglo XIX, el XX no es una centuria muy habituada a los golpes de Estado. Hubo uno que valió por todos y nos condujo a una indeseable y trágica guerra civil, y a este disparate sucedió una dictadura que se prolongó durante medio siglo, un periodo de tiempo en el que no se estaba para nada y mucho menos para algaradas. Por tanto y ya en tiempos de la recuperada dignidad, el desarrollo de un suceso como la toma del Congreso por un contingente militar nos pilló a todos con los rulos puestos. Y fue tan extraño y sorprendente que se ha quedado en la memoria colectiva con carácter imborrable, y todos sabemos qué estábamos haciendo cuando Tejero apareció por allí con el tricornio calado hasta las cejas, la pistola en la mano y aquel “se siente” entre los dientes.

Cuarenta años después, y para general aturdimiento, el Congreso prepara un gran acto institucional para reivindicar el espíritu democrático que reina en el país, un carácter del que nadie duda salvo, pásmense ustedes, el vicepresidente del Gobierno. Si esta manifestación a favor de la democracia que va a producirse en el Congreso  lo es para demostrar al vicepresidente Iglesias que está equivocado, sospecho que todo se arreglaría cesándolo por las buenas. Si de lo que se trata es mostrar al mundo lo libres que somos aquí, el asunto carece de sentido medio siglo después del restablecimiento de las libertades. Sea como sea, el asunto es un disparate.

Te puede interesar