Opinión

Negro periodo

Si se conforman las circunstancias que concurren en los últimos asesinatos producidos en estos días, estaremos en este mes de diciembre ante el periodo más sangriento  de violencia machista producido hasta la fecha desde que se tiene registro fehaciente de esta terrible lacra. Por el momento, y hasta recibir confirmación de situaciones aún no por completo determinadas,  -una mujer halló la muerte en Benidorm al caer desde un piso alto aunque todas las sospechan conducen a suponer que fue su pareja quien la arrojó por la ventana- diez mujeres han perecido a manos de sus agresores y otras dos se encuentran heridas de gravedad por las mismas razones. Los dos últimos casos de violencia machista producidos en Navidad son especialmente escalofriantes: una joven de 34 años fue asesinada a cuchilladas por su ex pareja a dos semanas escasas de dar a luz por lo que su bebé también ha fallecido, y un sujeto ha dado muerte a una joven de veinte años que era hija de su ex pareja y luego ha pretendido suicidarse. Se trata de un periodo de negrura espeluznante cuya gravedad encuentra parangón en otro diciembre de hace cinco años en el que los casos de muerte por violencia machista alcanzaron cifras nunca registrados hasta entonces. Diciembre parece erigirse como el mes más trágico.

Ayer, las dos mitades del Gobierno se culpaban mutuamente de este repunte dramático. Unidas Podemos a través de las manifestaciones de su ministra Belarra volcaba sobre los departamentos de Justicia e Interior las responsabilidades de este cuadro negro de sangre y violencia. mientras Margarita Robles, titular de Defensa, respondía con dureza a estos reproches elaborados desde el interior del propio Ejecutivo lo que, bien pensado, es de toma pan y moja. “Quizá la ley del Sí es Sí no ha dado a este tema respuestas adecuadas”, respondió la juez en excedencia, poniendo el acento en una material recientemente  legislada por sus socios parlamentarios.

Personalmente no creo que estas atrocidades tengan patrón ni respondan a situaciones sociales concretas, por lo que considero un error otorgarles tratamiento político cuando lo que merecen es jurídico y policial. Pero lo que defrauda es comprobar la escasa sintonía que preside las acciones del acuerdo bipartito y sus dos facciones. Con talantes como el de Podemos, la oposición está de sobra. Y lo pagan los administrados.

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