Opinión

No en su nombre

En vísperas de la Nochebuena, “El Diario Vasco” publicó un reportaje con poderosa referencia en su portada en el que cuatro personajes de la política vasca cocinaban y compartían en la mesa una cena navideña. El decano de la prensa guipuzcoana reunió ante los fogones a Idoia Mendía, secretaria general de los socialistas vascos, el presidente del PNV, Andoni Ortúzar, el secretario general de Podemos Euskadi, Lander Martínez, y el coordinador de EH-Bildu, Arnaldo Otegui. La foto de primera página nos muestra a los cuatro comensales alzando sus copas con una sonrisa, bajo un título no exento de intencionalidad e impacto: “La mejor receta política”, un mensaje implícito que apelaba a la posibilidad de una convivencia entre fuerzas políticas dispares con la reconciliación como premisa fundamental.

El País Vasco, ha cerrado en falso una época dramática, jalonada de muertos, de dolor y de injusticia manifiesta, y es evidente que cincuenta años largos de tragedia no pueden esfumarse a base de voluntarismo y reportajes de periódicos con buenas intenciones. Las planas de “El Diario Vasco” conteniendo a un personaje de las connotaciones y el historial de Arnaldo Otegui sonriendo como si tal cosa y alzando su copa de champán por el futuro de una tierra a la que contribuyó ampliamente a regar de  sangre, han despertado la airada respuesta de algunas de sus víctimas. José María Múgica, hijo y sobrino de peraltados miembros del PSOE vasco, cuyo padre fue muerto a tiros por ETA durante los sombríos años del plomo, no ha podido resistir una instantánea en la que la secretaria general de su partido se sitúa al lado de Otegui, cocina en esta reunión y comparte con el líder abertzale un brindis. Él sabe con certeza que Otegui fue uno de los responsables principales del asesinato de su padre.

“No en mi nombre”, dice la carta que Múgica ha enviado a su partido de toda la vida para darse de baja tras cuarenta años de militancia. El hijo de una víctima del sectarismo asesino cree que se está blanqueado este medio siglo terrorista y asegura que prefiere perder unas elecciones a perder su alma. Un detalle: la sonrisa de Idoia Mendía en la foto, si ustedes se fijan, es tan solo una mueca forzada. La conciencia, digo yo, que no deja sonreír a gusto ni dormir bien por la noche.

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