Opinión

Papá: ¿por qué somos del Atleti?

El Atlético de Madrid siempre ha sido un club muy dado a los excesos sentimentales. Han ido cuajando una leyenda que cultiva mayormente la épica de los perdedores hasta que llegó el Cholo Simeone y mando parar. Nada de lamentos, nada de desgracias, nada de regodeo místico en la derrota. El técnico argentino -el mejor sin duda en sentarse en el banquillo colchonero en toda la vida del club- cambió esa dinámica y cortó de raíz la complacencia secular y la permanente disculpa al fracaso que asoló la vida rojiblanca desde los tiempos pasados, estableciendo de una vez la victoria como objetivo indiscutible al que había que aspirar y con el que era necesario aprender a convivir. Le dio resultado al Atlético y el efecto se prolonga incluso ahora que las piernas comienzan a flaquear y en él se perciben ligeros síntomas de fatiga metafísica. Lo de “papá por qué somos del Atleti” asoma su negra patita debajo de la puerta y el glorioso canto lírico a la ética de la derrota se percibe en lontananza, aunque todavía queda tiempo hasta que vuelva a imponerse. Volverá, eso sí.

Pero ese superávit de sentimiento que distingue el comportamiento atlético y que tiende a convertir en drama todo lo que toca, jamás afloja y cuando no es una cosa es otra. El Atlético es, a la vista de sus propios seguidores, el club más humilde, el más entregado, el que tiene más corazón, el más amigo, el más solidario, el más puro. Es todo emoción y sentimiento, así que si uno desea abarca en su real potencia la incomparable sensación de una hermandad universal, lo mejor es que se haga del Atleti. Estímulos símbolos, pasión, emoción…. Todo más que nadie.

Ese deseo que anida en el corazón de los atléticos y les obliga a vivir los acontecimientos con más emoción que cualquier otro seguidor de una causa balompédica al menos en opinión propia -los madridistas somos en general unos vendidos que ni sentimos el escudo ni vibramos con nuestros colores- les obliga a permanecer siempre alerta buscando motivos para vibrar aunque maldita la falta que pueda hacer o bien incluso ni siquiera exista motivo bastante. Su estrella el francés Antoine Griezmann, se va a marchar al Barcelona al final de temporada porque una cosa es ser del Atleti y otra, muy distinta hacerle asco a una pila de millones, pero los del Atleti acaban de resucitar el debate del escudo, aunque parecía ya una historia asumida, aceptada y, por tanto, resuelta. “El escudo no se toca” ha vuelto a las redes desatando una intensísima polémica a juego con la profundidad de la vocación rojiblanca que se aviva con esta activada discusión y se traga sin embargo sin pestañear la venta del emblema de su plantilla. Cosas del Atlético. Ya ven.

Te puede interesar