Opinión

Los periféricos

Con miles de personas en las calle acudiendo a la llamada de Podemos, y la nueva configuración de Grecia que ha entregado el Gobierno del país a una formación de un perfil muy similar, es oportuno preguntarse qué va a hacer la Europa convencional ante la presencia de este tipo de ofertas políticas especialmente presentes en lo que las economías más potentes de la Unión Europea han dado en llamar los países periféricos cuyas siglas todas juntas nos otorgaban a portugueses, irlandeses, griegos y españoles una denominación todavía menos amable. La Europa de la primera velocidad –la negativa a un rescate que estuvo rondándonos, la bajada de los precios, el paulatino equilibrio de la deuda exterior, el apreciable descenso de la primera de riesgo y el primer crecimiento económico en seis años parecen liberarnos a estas horas de la condición de país apestados que fuimos- tiene que reflexionar sin duda sobre estos fenómenos de estirpe populista, de ideología utópica y particular interpretación de la ortodoxia financiera que, como pasa con Grecia, parece no estar por la labor de pagar su cuantiosa deuda y así se lo ha expresado a un sesudo señor holandés con gafas que les ha visitado para preguntarles qué hay de lo mío.

La situación que en estos momentos plantea Grecia –dispuesta a no hacer frente a sus deberes para con el resto de los países de la UE y probablemente a las puertas de un nuevo rescate porque sigue sin haber dinero- puede servir de efecto contagio y puede proponer un perfil continental de rebeldías que seguramente hay que tener en cuenta aunque lo suyo, como dicen los alemanes, es que se pague lo que se debe y luego si eso, ya hablaremos.

Todos hemos sido redomadamente austeros y las seguimos pasando de a kilo a pesar de este repunte económico que parece advertirse en lontananza que propone un ligero cambió para mejor en los años venideros. Los que hemos tenido más suerte, ganamos hoy la mitad de lo que ganábamos y los que han tenido peor suerte está como están. Quizá sea necesario reflexionar al respecto pero los compromisos hay que afrontarlos porque nos afectan a todos.

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