Opinión

Una de romanos

A una plataforma especializada en series audovisuales como Netflix, le ha dado por hacer una de romanos, que ha rodado en Fuenlabrada, el espacio invadido por los almacenes chinos que nutren las tiendas de “Todo a cien” expandidas por España e incluso más allá, y en ese ambiente parece que instalaron el plató de rodaje al aire libre y un mar de tiendas de campaña que alberga a la X Gloriosa que luchó según creo en Hispania. Se trata de contar la historia de un patricio, hijo de un héroe de la patria, que se mete donde no le llaman, se ve involucrado en un complot político destinado a asesinar a un senador de la República, y en la encrucijada de elegir entre el destierro o la cicuta, elige el primer destino y le mandan a enrolarse en el ejército. “Justo antes de Cristo” parece una idea original aunque uno sin quererlo se acuerde de “La vida de Brian” de la que era productor ejecutivo George Harrison y que le costó una pasta. Seguramente no será nada extraordinario, porque se parece mucho más a “Cámara café” que a “Gladiator”, pero igual abre el camino sobre otros derroteros a las plataformas no de pago para que se olviden durante un tiempo prudente de los concursos de cantantes, de pintorescas parejas de huéspedes libidinosos, y de cocineros grandes y pequeños a ver si de ese modo nos dejan respirar y el horizonte se despeja para recibir otras ideas, que a esas ya les flanquean la tabas.

Algo me dice que, además de una vertiginosa carrera de reacondicionamiento tecnológico que permite saborear imágenes desde tiros, ángulos, escenarios y posiciones nunca soñados cuya excelencias han otorgado al medio una perfección en el envoltorio que da gusto mirarlo, el arte de la televisión debe plantearse también renovar los contenidos, a algunos de los cuáles le ha ocurrido lo mismo que la canción de Rocío Jurado se encarga de denunciar. Es decir, que se han roto de tanto usarlos y se nota. Los fórmulas se repiten con variantes escasas y el deterioro es evidente.

No sé cómo funcionará este guiño a una de romanos, pero a mí la fórmula no me parece despreciable incluso para las que no son de pago. Capítulos breves y con inversiones modestas, en las que hay que apelar al humor y al talento. Ganaríamos todos y más que todos, los guionistas y escritores, a los que se les abrirían nuevos cauces de trabajo. Aunque solo sea por eso…

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