Opinión

Vaya panorama

Como llevamos un horror haciendo campaña aunque no tocara, y como esa campaña se ha ido recrudeciendo a medida que nos metemos en harina, estamos también haciendo el cuerpo a lo que se avecina que no es poco. Se nos viene una campaña dura y sin concesiones, extremadamente agresiva y seguramente en los límites de la violencia. También es verdad que estamos recogiendo lo que hemos sembrado, lo que han sembrado estos políticos con muy poco sentido común que nos representan y que siguen sin conectar verdaderamente con la realidad del país. Vamos a ser testigos –ya lo somos desde hace más tiempo del debido- de un ámbito cruel y despiadado, sin pautas ni programas, sin respeto y, lo que es mucho peor, sin que nadie se acuerde del administrado porque todo el lenguaje que se va a usar en este periodo va a ser gratuito y con un objetivo. Tan solo descalificar al rival en un ámbito ideológico de nuevo trágicamente dividido en dos bloques, -izquierdas y derechas como antaño- un reparto equidistante que no ha traído más que problemas. Hemos vuelto a la casilla cero.

Para colmo, el periodo de campaña se va a desarrollar durante toda la Semana Santa lo cual es aún más disparatado. Lo que pasa es que ya hemos visto tantas cosas en este país nuestro que no existe mucho margen para la sorpresa. Las cartas están por desgracia repartidas, los bloques se han consolidado y el país se ha ido radicalizando y dividiendo en dos "mitas" a cuyos extremos se han enganchado los dos partidos que se constituyen en el principio y el final del espectro político. Vox lo inicia por la derecha y Podemos lo da término por la izquierda.

Sospecho que este diseño antipático y ruidoso del panorama político es consecuencia de nuestra propia y desventurada norma de comportamiento. Desgraciadamente, el independentismo catalán ha sido el factor que más ha contribuido a desestabilizar este espectro que hasta la aparición virulenta del fenómeno se las arreglaba para mantener un cierto tono de serenidad que hoy ha desaparecido. Personalmente estoy como el Real Madrid de baloncesto. Si el Madrid se propone abandonar -y con toda la razón- el seno de la ACB, yo estoy madurando seriamente desvincularme de modo definitivo de la política. Ya somos dos.

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