Opinión

Las viajes estrellas

No son en general los clubes grandes o pequeños de fútbol nacionales entidades ejemplares en el tratamiento de sus antiguas estrellas. Al contrario de la mayoría de los conjuntos extranjeros, -especialmente británicos que sí adoran a sus viejos y les tributan homenaje de respeto y consideración desde Bobby Charlton a Bobby Moore, de Gordon Banks a Gary Linaker, de Pat Jennings a Geoffrey Hurts, todos ellos en los altares de la memoria colectiva fuera cual fuera su camiseta- las viejas glorias del fútbol español sufren tratamientos inmerecidos, muy poco cariñosos y en general muy alejados de la gratitud que tales personalidades merecen. En algunos casos, el episodio se radicaliza y se torna amargo e injusto. Si bien no he ocultado nunca mi condición de madridista convencido, es esa misma condición y una larga militancia blanca heredando la de mi padre –tenía el carnet de socio del Real Madrid 5018 que todavía conservo- la que supongo me concede autoridad suficiente para expresar que el club de mis amores se porta fatal con sus veteranos y que lo que se hizo con Iker Casillas simplemente no tiene perdón de Dios. Dicho sea y expresado queda.

He leído que Iker Casilla vuelve al Real Madrid tras permanecer un tiempo en el exilio al que le abocó la insoportable y cansina estupidez soberbia de José Mourinho. Expulsado a pescozones por la puerta de atrás, el mejor portero de la historia blanca y uno de los más grandes guardametas continentales de siempre, se vio obligado a buscarse la vida en el Oporto hasta que un infarto de miocardio fulminante le obligó a replantearse el futuro. Casillas se vio obligado a la diáspora y estamos hablando de un personaje que con la camiseta blanca ha ganado tres Copas de Europa, 3 Mundiales de Clubs, 2 Supercopas de Europa, 5 Campeonatos de Liga, 2 Copas del Rey y 2 supercopas de España. Nada menos que 167 veces internacional, campeón de Europa por dos veces y campeón del Mundo con la selección de la que fue capitán, ha sido galardonado con el Premio Príncipe de Asturias y es Medalla de Oro del Deporte y de la comunidad de Madrid. Ahí queda eso…

Nunca se debió ir, y los madridistas no supimos defender como debimos a uno de los nuestros. Pero esto no es nuevo. Del Madrid salió por la gatera hasta Alfredo Di Stéfano. Una vergüenza.

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