Opinión

Villar sale del armario...

Para que nada nos falte en este apetitoso fin del año de Nuestro Señor 2017, Ángel María Villar ha salido de las catacumbas para soltar  un discurso que nadie le ha pedido y para culpar en él al Gobierno que es deporte preferido de todos aquellos que no quieren ser culpados ni tienen especial interés en asumir con gallardía sus propias responsabilidades. La culpa sin embargo no solo la tiene Villar, al que la Justicia le quiere preguntar por sus comportamientos como presidente de la Real Federación Española de Fútbol de paso que le pregunta también por los de su hijo muy amado. La culpa la tiene una UEFA que lleva muchos años alejada de la respetabilidad y que no es precisamente una institución que inspire credibilidad y confianza. La UEFA ha soltado un globo sonda cuyo mensaje es tan asombroso que se resume en advertirnos de que tengamos mucho cuidado porque el hecho de que los tribunales se interesen por el comportamiento de Villar y deseen averiguar qué tipo de gestión ha desarrollado durante treinta años al mando del fútbol español podría ser interpretado como una ingerencia gubernamental en la actividad de la Federación Española capaz de poner en riesgo la participación de España en el próximo mundial. Se trata de una humorada incalificable que no tiene ni pies ni cabeza y que no puede tenerse en cuenta salvo que todos nos hayamos vueltos locos, pero que el imputado presidente  ha usado para su propio descargo. Lo verdaderamente imperdonable es que en las circunstancias en las que está, Ángel María Villar siga siendo presidente de la RFEF y no exista normativa jurídica que consiga echarlo. Ayer sacó pecho, volvió a ser el chulo y perdonavidas que ha sido siempre, y volvió a asegurar que de allí no lo saca nadie ni aplicando agua caliente. En la federación hay  un hombre de paja que no se atreve a abrir la boca, unos jugadores que le han retirado el saludo, unas instituciones deportivas que tratan de poner fin a esta crisis vergonzante, unas instancias judiciales que esperan la reordenación del ámbito federativo para meterle mano, y una situación en general que produce vértigo.

Este ambiente disparatado ha ofrecido sin embargo a Villar una oportunidad de oro para hacerse notar. Ha echado mano de  argumentos desquiciados  -el todavía presidente señala que hay muchos países  que se han quedado fuera como Italia y Chile que esperan su oportunidad, y que son las veleidades del Gobierno español las que pueden abrirles la puerta- y ahí sigue intoxicando y manipulando. Menos mal que el equipo gana…

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