Opinión

Y si Illa gana...

El CIS sigue conservando su regusto partidista y su comportamiento pilotado, pero no por ello puede despreciarse

Las encuestas elaboradas por Tezanos -de la que uno puede o puede no fiarse porque el CIS de este señor de Santander es tan fiable como un gato de escayola cazando- afirman que Salvador Illa a los mandos del PSC va a ganar las elecciones catalanas. Illa sustituye en esta responsabilidad a Miquel Izeta, el encomiable bailarín y político desastroso al que, en premio a su labor en la gobernación de un socialismo catalán que de dominar la región la entregó al separatismo exacerbado, recibirá como recompensa un ministerio en Madrid. Asumirá la cartera de entendimiento con las comunidades, un departamento que, bien mirado, da igual quien lo instruya porque no sirve para nada. 

Ese es el plato de la balanza menos trascendente teniendo en cuenta que a Izeta se le otorga una merced para que se entretenga y siga cobrando. Los aspectos más tenebrosos de esta decisión van por otro lado. En primer lugar estaría muy bien confiar en que el presidente del Gobierno va a encargar la gestión de Sanidad a alguien solvente. Hace un año daría igual quien fuera designada/o para llevar sus riendas porque pintaba lo que pintaba. Hoy, y a pesar del incomprensible tercio en la gestión de los gobiernos autonómicos que han naufragado en sus responsabilidades, la elección tiene su importancia. Al cierre de este modesto escrito la preferida era Carolina Darias, una señora que, además de la hoja de méritos que presente, ha sufrido el Covid en sus propias carnes.

La segunda cuestión es más difusa pero no por ello debería escapar a un necesario y riguroso análisis. Se trata de averiguar qué pasaría si Tezanos acertara e Illa ganara las elecciones. En este caso, las predicciones del CIS siguen conservando su regusto partidista y su comportamiento pilotado, pero no por ello pueden despreciarse. Illa podría ganar y otorgar factor nuevo a un panorama que necesita renovarse. Encapsulado en un ámbito claustrofóbico, el escenario político catalán es un callejón sin salida que solo puede franquearse si se produce un cambio. Illa puede aportarlo si le dejan las circunstancias. El político socialista no puede, al menos en principio, hacer lo que desee hacer porque el pacto que mantiene la mayoría en el Gobierno de la nación podría quebrarse si Illa vuelve la espalda a los independentistas. La cosa es grave.

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