Opinión

Sombra tendida

Como un regalo de Año Nuevo, por mediación de un amigo llega a mis manos Sombra tendida, el último libro del gran Julio López Cid, ourensano de nación, con prólogo, maqueta e ilustraciones de J.M. Bouzas.

“De nuevo el sol. Camino hacia la luz. /Sé la sombra tendida a mis espaldas, /la vieja amada sombra conmigo todavía…”. Un poema largo y sentido de Julio que, como se dice en el prólogo, “podría haber sido escrito por Valente”.

Julio López Cid pertenece a una familia ourensanísima, con sus hermanos Virxilio, Rafael, José Luis. Julio conoce desde muy joven a Valentín Estévez, Antón Risco, Manuel Bouzo, José Manuel Valenzuela y José Ángel Valente, nuestro gran poeta, ourensano y universal, formando con ellos el grupo Los Silenciosos. Con ellos trascurre Sombra tendida, ya compañera de Puente Sobreira, también de El río. Todos culpables. Unos más que otros. Todos deliciosos.

La novela, o historia novelada, es una nueva delicia de este Julio López Cid autoexiliado en Ferney-Voltaire, que viene siendo un barrio de la Ginebra en la que trabajó a tiro de piedra desde esa Francia en la que reside.

En Madrid conoció -¡cómo no!- a Vicente Aleixandre, a Claudio Rodríguez y a María Zambrano, entre otros muchos escritores y poetas. También a Luis Feria en la Ginebra hasta donde lo llevó Valente.

Julio, que había comenzado su vida como funcionario de Abastos durante la dictadura, aunque su vocación estuviera siempre ligada a la literatura, representa el espíritu de un Ourense nuestro pero que ya no existe, tal vez sólo para los que ya ni canas peinamos. Ahora nos regala los 250 ejemplares numerados de Sombra tendida para refrescarnos la memoria y ayudarnos a comenzar este año de gracia. Mi enhorabuena, amigo Julio.
 

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