Cada día leo una opinión distinta sobre el uso de la mascarilla. Cada día leo en los periódicos que llegan mascarillas de distintos orígenes y que numerosos voluntarios se afanan en fabricarlas. La Xunta manda mascarillas, desconozco a dónde. Solo sé que a mí, que soy ciudadana de riesgo por mi edad, no me llegan ni sé dónde buscarlas. Cada día pregunto en cuatro o cinco farmacias de la ciudad si tienen mascarillas y cada día me contestan que no. La misma respuesta me dan en las distintas policías a las que llamo. Lo último que leo es que su uso va a ser obligatorio y, como cada día, me pregunto dónde voy a conseguir una mascarilla. Tendré que preguntarle al presidente del Gobierno dónde consiguió la suya…
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