Opinión

Éramos unos miserables

Éramos unos miserables. Fue el sentimiento que tuve en la exposición que la Guardia Civil montó en Orense. Hacía tiempo que lo había asumido pero ayer, al ver los documentales sobre los atentados de ETA, los entierros y, sobre todo, la larga galería de retratos de los guardias muertos por la banda, volví a tener el mismo sentimiento. Éramos unos miserables. Cuando digo éramos me refiero a los “progres” y a la izquierda de los años sesenta y setenta (en los ochenta empezamos a ser personas) que, no voy a decir que nos alegrábamos cada vez que mataban un guardia civil, pero sí que lo soportábamos y lo justificábamos con el miserable argumento de que se lo merecían por haber elegido serlo. El mismo argumento que utilizaban los asesinos para justificar su crimen. Muchos de aquellos progres, tampoco todos, asumimos nuestra miseria, y yo, al menos, siento la necesidad de confesar que éramos unos miserables. Lo mismo que me gustaría oírle decir a batasunos, a gran parte de los vascos y a algunos más que aun no lo reconocen. Esto también puede ser memoria histórica. 

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