Opinión

Hugh Tomas, el británico que descubrió la provincia de Ourense a través de Eduardo Barreiros

En el año 2002, Mariluz Barreiros emprende la tarea de buscar biógrafo para escribir la intensa vida de su padre, Eduardo, y pone sus ojos en el británico Hugh Thomas, convertido en historiador de culto para una generación de españoles como autor del libro "La guerra civil española" (1961). Después de varias entrevistas en las que Thomas se hacía de rogar, por fin acepta escribir la historia del empresario más importante que tuvo Ourense en el siglo XX. "Acepte -comentaría con sorna más tarde- porque me gustó su letra" (la de Mariluz).

 Llenó su biblioteca de libros sobre la provincia, se leyó todo lo que caía en sus manos y, lo más importante, recorrió con calma y atención los lugares en los que Barreiros vivió su infancia y sus primeros pasos de empresario. Durante dos días lo acompañé en ese recorrido en el que lo miraba todo, lo preguntaba todo y no dejaba escapar ningún detalle que le diera pistas sobre la personalidad de su biografiado. Asombrada por su método de trabajo le pregunté si era el habitual en los historiadores británicos o era cosa de él. "Es muy británico trabajar así, pero yo soy más exagerado que los demás", me respondió. Ese método de trabajo convirtió la biografía de Barreiros en una minuciosa historia de la provincia.

Una tarde, después de uno de esos recorridos, lo invité a asistir al homenaje por los 25 años del "Carrabouxo", que se celebraba en Ourense. Fue recibido en el acto con admiración y respeto por el homenajeado y la mayoría de sus invitados. Nos sentaron en una de las mesas próximas al escenario donde se celebraba el acto, cenamos y comenzaron los discursos. El cansancio del recorrido de trabajo por la provincia, el efecto del vino blanco ourensano, que le gustaba mucho, y los discursos en gallego lo sumieron en un pacífico sueño, a la vista de todos, del que lo despertaron los aplausos, a los que se sumó fervoroso y sin perder su habitual elegancia, como si le hubiera gustado muchísimo el discurso.

Se apuntaba a todo lo que le propusieras. Disfrutaba y sentía curiosidad por las cosas más pequeñas. Físicamente atractivo y coqueto, cultivaba la amistad de las mujeres. Además de Mariluz Barreiros, en Londres frecuentaba la amistad de la ourensana Elena Ochoa . "Siempre que coincidimos en una cena procuro sentarme a su lado porque me divierte mucho", me comentó. Escribía sus cartas y las tarjetas de Navidad a mano en el papel timbrado del Parlamento Británico, del que era miembro en calidad del título de lord concedido por la reina 

Un día le oí decir que no tenía ninguna gana de seguir escribiendo sobre la guerra civil española –"es un tema que me fascina pero es demasiado trágico para escribir ahora sobre él", y añadió: "De España sigue siendo atractiva su maravillosa combinación de ceremonia e informalidad". En los últimos años le fallaron la cabeza y el cuerpo, pero hasta que eso ocurrió no dejó de descubrir el mundo hispano, estudiarlo y escribir sobre él con rigor y pasión.

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