Empieza a ser urgente que se busque y organice un lugar en el que celebrar acontecimientos festivos de todo tipo, con comodidad y holgura para el ciudadano. Un lugar amplio, bien comunicado y que no afecte a la vida de los vecinos. No se puede invadir el espacio de convivencia social, como ocurre con frecuencia en el casco antiguo, con el pretexto de celebrar reuniones multitudinarias. No se puede invadir la tranquilidad de los vecinos con ruido, olores y ocupación del espacio por el que necesitan moverse. Un caso especialmente llamativo es la feria medieval, por llamarle de alguna manera, situada en el corazón del casco antiguo. Esa zona de la ciudad no necesita más incomodidad. Tiene que ser un lugar apacible día y noche en el que sea un placer vivir y no todo lo contrario.
