Opinión

Artistas y ciencia

No es la primera vez que oigo en conferencias médicas cómo la historia de la pintura o el arte en general, nos ha legado en los personajes retratados o esculpidos, los síntomas inequívocos de las dolencias que éstos padecían. Tal vez, en cuanto a pintores, el que mejor las haya reflejado fuese Velázquez. Pero si el visitante de un cuadro observa con atención las características de los individuos pintados, sean éstos representaciones de personas reales o no, descubrirán en ellos indicios de taras o majezas físicas y también el espectro de las psíquicas. 

Por ejemplo, en las esculturas, pongamos las clásicas, además de cuerpos perfectos llenos de vida, se pueden hallar los dolores terribles de la carne y del alma. Una de las más representativas puede ser la de Laocoonte y sus hijos, envueltos en terribles serpientes. El padre muestra el esfuerzo supremo e inútil para liberarse de ellas mientras sus hijos ya moribundos se entregan sin esperanzas a su fin. Desgarramiento de la vida en un grupo escultórico lleno de belleza y de simbolismo si se sabe leer en él. 

Para compensar tanto horror, la hermosura, la serenidad y resolución expresada en el David. Auténtico imán para los ojos que lo ven. Y es que el arte es el libro que encierra la historia del mundo, de la vida y de la muerte. Genio e ingenio, creatividad, ensueño, el bien y el mal. Recopilación de siempre para admirar, estudiar e investigar. 

Hubo tiempos, cuando la televisión servía para algo más, se emitía un programa que si mal no recuerdo se titulaba “Mirar un cuadro”. En ese espacio inolvidable, un experto explicaba amenamente, pero en profundidad, lo interesantísimo que puede resultar ver una pintura si uno aprende a descifrar todo lo que esconde dentro de sí misma, tanto técnica como históricamente, sin dejar de lado el espíritu que la inspira y la anima. De este modo se dieron a conocer verdaderas maravillas realizadas por los grandes genios artísticos mundiales, y las claves para indagar a través de trazos, colores, líneas, composiciones matemáticas y pinceladas, los misterios e infinitos cosmos que encierran. El éxito de algunas enseñanzas fue notable. Allí estaba Delacroix con “La Libertad guiando al pueblo”; Da Vinci, con “La Gioconda”; El Bosco, con “El Jardín de las Delicias”, entre otros muchos, desvelando hermosos arcanos para el espectador.

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