Opinión

Colores extraños

Sí, queridos lectores. Si in illo tempore, los ropajes, los alimentos, y toda clase de artículos, tenían una limitada gama de colores, a través del tiempo se lograron miles de tonos como los que ofrece la naturaleza en todo su apogeo. Los frutos que se congregan hoy de todos los pueblos de este planeta, ofrecen a la vista incontables arcos iris. Variaciones cromáticas que anuncian en muchos casos sabores exóticos, texturas increíbles, y sensaciones muy especiales. Sobre el tema de la variante tonal, han sido expertos los pintores de todos los tiempos, los dedicados al mundo textil, los laboratorios y los agricultores. Ellos los creaban por arte, por gusto estético, y por necesidad de mercado. El color azul siempre ha sido muy solicitado. 

Véase el arte egipcio, el peruano y el renacentista, por ejemplo. El hecho de ser tan escaso en la naturaleza, ¿es  por lo que tanto gusta y encandila? Una de las cosas que más llaman la atención son las flores azules, auténticas rarezas en la flora universal. Cierto que los injertos e  ingenios de laboratorio las logran, pero las flores azules existen de verdad y tienen su misterio, como todo en este mundo. ¿Hay algo que no lo tenga? ¿Pero qué pasa con estas flores? “The conversation” cuenta, que esa excepcionalidad floral tiene su fundamento en la visión de las abejas. Realizado un profundo estudio sobre el particular, dado que el pigmento de ese color es difícil de producirse tanto en la citada flora como en los animales, la investigación ha concluido que la evolución de la planta crea esa tonalidad, en tanto en cuanto pueda recibir un beneficio a cambio. 

¿Les suena ese punto de intercambio interesado? El beneficio buscado y a veces recibido, es el que deviene de atraer a las abejas y otros insectos polinizadores, en la consecución de poder multiplicarse y extenderse. La investigación señala además, que la escasez de flores azules se debe también a la limitación de la vista humana, ya que las abejas ven muchas más que las personas. El misterio de los colores es, como el de las abejas, y como todo, apasionante. Con estas excepciones, la vegetación es pródiga siempre en colores, y regala cada año, según las estaciones, gamas incontables y extraordinarias. Sobre todo en la primavera y en el otoño. Y es curioso que lo haga, precisamente, en tiempos de nacer y de morir.

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