Opinión

Cómo adaptarse

Leía el otro día sobre cierta familia que, como muchas otras, se decía, nadaba en oro. No era así exactamente, pero sí que era una familia muy acomodada, y cuyos miembros eran por sus características intelectuales, sociales y humanas, muy considerados por la comunidad. Pero dadas diversas circunstancias, en las cuales no vamos a entrar, aquella economía se vino abajo como los grandes castillos cuyas ruinas permanecen como ejemplo de que no hay nada que no sucumba si se abandona. Lo cierto es que, de aquella más que suficiente abundancia, el bienestar descendía sin que por otra parte alguno de los afectados pudiese, quisiese o supiese poner freno al descalabro. De modo que la generación más joven se encontró en descenso hasta llegar al peldaño más bajo de aquella escalera por la que antes ascendían con la mayor seguridad frente a cualquier tropiezo. 

Este es un caso triste, entre otros muchos, porque la desgracia ajena siempre afecta a todos los demás, ya que nadie es libre de padecerla. Y de suceder, es harto difícil remontar el vuelo. Las alas están heridas y debilitadas y sobre ellas, además, pesa la opinión del que juzga desde fuera. Como dice el saber popular, “del árbol caído, todo el mundo hace leña”. Hasta aquí la anécdota que abre una ventana a la pregunta que ofrece ese tobogán de la vida que no cesa y que inspira el artículo de hoy. ¿Cómo se adapta una persona que gozó de una niñez y una juventud arropada por el mimo y el halago del entorno, protagonista de una existencia desahogada, sin problemas, que de pronto se ve inmersa en una madurez inhóspita que no encuentra sitio en el que ubicarse porque de un mundo rosado pasa a otro que es campo de batalla desconocido? 

Tiene que ser de lo más gratificante y sencillo llegar de la pobreza a la blandura del dinero, de la riqueza y de la comodidad. Aunque a veces no se puede asimilar tampoco y la dificultad de asumirlo puede llevar a la persona por derroteros inciertos. Pero si eso puede entrañar dificultades ¿cómo será afrontar la dureza de la necesidad, del frío, de la escasez y tal vez de la humillación y la ignorancia, si se han probado las mieles que la vida ofrece? Debe de ser un auténtico calvario salir del pozo y volver a la estabilidad. Todo es demasiado complejo, y a veces no basta la voluntad, el trabajo y el sacrificio, sin ser un Ave Fénix.

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