Opinión

Dolce far niente

Queridos lectores: si ustedes son del mayoritario grupo humano que siente que la actividad es sana y conveniente para mantenerse en forma, están de enhorabuena. Porque hay otras personas que piensan contrariamente: que el dolce far niente es la sublimación espiritual a la que se debe aspirar a costa del prójimo, claro. Ya que llegar a tal estado es difícil dado que siempre hay alguien que da la vara: “Pepe, tienes que llamar al mastuerzo de tu tío”, “Pepa, tienes que ir a por el botijo”. En fin, que la incomprensión para con los que desean vivir del sudor ajeno es tan desabrida, que les impulsa a evaporarse en una isla desierta lejos del mundanal ruido para seguir sin dar un palo al agua. 

Y ustedes se preguntarán: “Sin dar un  palo al agua, ¿cómo pescar un jurelo en tal situación?” Pues muy sencillo: los que descansan del duro trabajo de vivir a la bartola, creen que los peces están obligados a salir del agua ya cocinados y deglutidos, para no tener que molestarse siquiera en masticar. Por supuesto esto es imposible. Sin embargo hay quien piensa que no lo es. Otra cosa es ejercer la inactividad con fines positivos y terapéuticos como es la meditación bien llevada. Y en eso los asiáticos se llevan la palma. Con estos propósitos se celebra en Seúl, Corea del Sur, un concurso anual que lleva por lema: “El arte de no hacer nada”, y que consiste en fijar la mirada en un punto perdido den horizonte durante cierto tiempo sin perder la concentración. Práctica de entrenamiento mental sumamente beneficiosa para robustecer la fuerza de voluntad, dominar las emociones y tantas otras cosas que nos hacen padecer en esta vida, como el estrés. Con este afán se reunieron cientos de personas en el parque Ichon Hangang. También los primeros a los que he aludido al abrir este artículo, practican el arte de no hacer nada, pero a la espera de que los demás se deslomen para que ellos puedan reposar su ociosidad en la vagancia. El caso es que el arte de brazos caídos, siempre ha tenido infinidad de adeptos y mucho éxito entre algunos sectores de cualquier país que ven en ello el modo de no ensuciarse las manos. Y esto de no ensuciarse las manos llama a una reflexión profunda, debido a los inciertos y diversos aspectos contradictorios, además de puertas abiertas sabe Dios hacia dónde, que tal acción conlleva. Ustedes lo saben.

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