Opinión

Freud y los sueños

Freud con sus investigaciones, abrió las puertas a muchas, grandes e importantes verdades, y en otras ocasiones a tremendos errores, que a su vez, fueron refutados con éxito. Estas equivocaciones llevadas a cabo por sus ideas inamovibles respecto a la naturaleza sexual del hombre y la mujer, dieron pie a investigaciones que afortunadamente las corrigieron y pusieron las cosas en su sitio. Sin embargo, y pese a lo interesante del asunto, no nos vamos a meter en un jardín de emociones reprimidas y otras lindezas propias de los psiquiatras, ya que el hacerlo se convertiría con sus complejidades para este pequeño artículo, en un laberinto del que sería imposible salir. Expertos hay que lo explicarían con el conocimiento que procura el estudio especializado.

Uno de los grandes descubrimientos de Freud para la humanidad, es el que se refiere al hecho de que el ser humano no puede controlar su propia mente.

Asimismo, Freud también entró de lleno en el mundo de los sueños y sacó en conclusión que éstos se componen de emociones que quedan enterradas en el subconsciente y que emergen latentes a la superficie durante el sueño, manifestándose en su especial lenguaje. Sobre los sueños planean toda clase de teorías, desde las de los modernos neurocientíficos, hasta los que escriben libros en los que, como oráculos tontos, emiten sus interpretaciones diciendo que si usted querido lector, soñó con arañas es que en algún momento deseó tener una empresa textil. Estos últimos son como los que con cuatro cartas predicen su destino.

La verdad es que los sueños siguen siendo un misterio insondable. El que sueña es creador de mundos desconocidos con retazos reales y situaciones inquietantes y absurdas, en los que se mezclan gentes nunca vistas y seres infinitamente queridos que ya no están, y que allí toman cuerpo vivo, y miran a los ojos, y dicen cosas, y llevan de la mano al que sueña y hacen sentir profundo dolor o felicidad en el corazón, y miedos y esperanzas. Y son sueños que no se pueden expresar en toda la intensidad con la que se han vivido. Y el que sueña y se despierta con esa emoción irreprimible que tarda en disiparse un tiempo, y que deja en la boca una sonrisa o unas lágrimas en los ojos, desea que ese regalo milagroso jamás termine, porque en él se vuelve a vivir lo que la realidad hace imposible. Un misterio.

Te puede interesar