Opinión

Hallazgo en China

En uno de mis anteriores artículos hablaba sobre la Fuente de la Eterna Juventud que creyó encontrar Ponce de León en San Agustín. Ponce de León que, como se ha escrito, conquistó Florida y fue quien puso a Norteamérica en el mapa. Bien, pues asociaba yo la Fuente de la Eterna Juventud, con un líquido calificado de misterioso, que unos arqueólogos chinos hallaron en un recipiente de hace dos mil años. Analizado el fluido, su composición concuerda con los ingredientes anotados en un antiguo documento taoísta referente a la inmortalidad.

China es el país que más ha respetado la longevidad. Por eso efectuaban toda clase de prácticas en las que no faltaba convocar a los espíritus y demonios y elaborar sortilegios y encantos. Estos ancestrales sabios chinos se basaban en la alquimia y las constelaciones, en todo, con tal de lograr el elixir que parara a la muerte. Según la agencia de noticias Xinhua, la olla de bronce se encontró enterrada entre otras reliquias, en una tumba en la ciudad de Luoyang, lugar en el que se realizaban las excavaciones. La tumba pertenece a una noble saga de la dinastía Han del Oeste, y sus miembros han dado un gran valor al descubrimiento, al igual que Shi Jiazhen, director del Instituto de Reliquias Culturales y Arqueología de Luoyang. ¿Se habrá hallado el elixir de la vida? ¿Ustedes, queridos lectores, qué creen?

Echemos la imaginación a volar, que es un ejercicio precioso, y pensemos: ¿los actuales ciudadanos de Luoyang, se cruzaran a menudo con alguno de los citados sabios que indagaban sobre esos menesteres y probaron el líquido milagroso, lo cual hace que todavía después de dos mil años, abran los ojos cada día con el alba? Es el eterno sueño de la inmortalidad el que impele al ser humano a una búsqueda hasta el momento inútil. ¿Inútil? Nadie quiere envejecer. Nadie quiere morir. La literatura, el cine…, muestran seres que trascienden la muerte: Drácula, visitante nocturno, Frankenstein, vida compuesta de cadáveres, muertos vivientes, y aquellos que han desaparecido pero vuelven como fantasmas traslúcidos, del pasado…

Se dice que nada puede imaginarse que no exista. El universo está aquí, y el universo es inmenso. Puede que la eternidad de los humanos en la Tierra, también esté en él. ¿Quién sabe? Solo hay que encontrar esa piedra filosofal, y al parecer, se está en ello.

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