Opinión

Ideas geniales

Bien mirado, queridos lectores, hay que decir que se puede tirar dinero, porque siempre hay quien lo recoja, se pueden desperdiciar palabras, porque siempre habrá alguien que escuche, se puede tirar ropa, porque siempre habrá alguien que la necesite, pero no se debe tirar comida. Tirar comida, y digo tirar, es un desprecio para el que pasa necesidad, porque la comida se pierde, se pudre, y no hay quien pueda aprovecharla. Es raro que hoy se tire nada, todo está demasiado caro y el dinero escasea. Pero empieza a haber gente que necesita ayuda. Afortunadamente existen comedores que remedian en parte el momento del día, pero desgraciadamente eso no es la solución. Como decía cierto personaje, el ser humano es él y lo que tiene, y puede llegar a tener. 

O sea, la independencia de ser uno mismo, la dignidad de ganarse el pan de cada día, la aspiración de prosperar, el orgullo de ser capaz, la satisfacción del propio esfuerzo, la ilusión de un mañana, el vencer en la lucha cotidiana, la libertad de no deber. Hay gentes maravillosas que entienden la gran economía, no esa que se rige por siglas inentendibles y alcanza ámbitos dimensionales en el mundo, sino esa otra economía, la de verdad, la cercana, la que atañe a quién se tiene que procurar el sustento diario. Pequeñas matemáticas que rigen la cotidianeidad individual para llegar a fin de mes. Porque las grandes, manejadas por gentes anónimas situadas en las altas esferas no llegan abajo, y dan la sensación de que se quedan perdidas en la estratosfera donde se juegan las macro finanzas que no alivian la vida real. Pero decía que hay personas maravillosas, entre ellas las amas de casa, siempre sabias, que sí alivian y satisfacen, al tiempo que economizan como artistas de la cocina, con lo poco o mucho que elaboran con lo sobrante. 

Aquí me refiero a la noticia sobre el restaurante “O Xulia”, en la Estrada, Pontevedra, en el que se ofrecen menús a 3 euros. Imposible abaratar más el plato. Menús realizados con el excedente de la elaboración del día anterior. Menús que los clientes saben apreciar y que ya forman legión de solicitantes. Hay que llegar pronto porque lógicamente se agotan enseguida. No es el menú del día, pero sí un menú estupendo, para que alguien solucione su problema. Ideas como esta denotan ahorro y genialidad. No son tiempos para despilfarros.

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