Era un juego útil para todas las épocas, aunque ahora ya no se encuentra diversión en esas simplicidades lúdicas. Pero el juego se basaba en la pregunta a la que había que contestar y dar la razón del por qué. Las respuestas daban lugar a cantidad de ideas, debates, porfías, competitividad, y sobre todo, risas. “Si pudieses convertirte en otra cosa a voluntad, siempre que quisieras, ¿qué elegirías ser?” Y los críos contestaban, “un reloj, para saber cómo es el tiempo”, “un pastel para ser muy dulce”, “una estrella para mirar el mundo desde arriba”, y así hasta el infinito. Pero siempre había una respuesta que no fallaba: “una mosca para poder meterme en todos los sitios y curiosear, escuchar lo que se habla y enterarme de todo”. Pero no era solo la mosca, puede decirse que los insectos eran los preferidos. Gustaban, aunque por entonces poco se sabía de ellos.
Ahora se sabe más, mucho más, y las respuestas serían muy diferentes. Gracias a los entomólogos, esas pequeñeces que nos asombran por sus formas y colores, sabemos que son unas comunidades que se mueven sin que nos demos cuenta, pero que influyen en el desarrollo de la naturaleza de forma definitiva. Se ha abierto un abanico de conocimientos preciosos que acercan a ese mundo tan ignorado. Hoy nos enseñan y aprendemos, que algunos insectos pueden hacer cosas inimaginables, como contar, inventar idiomas, reconocer rostros. ¿Cómo poder sospecharlo?
Esa actividad en cerebros como puntas de alfiler por su tamaño, es estudiada por la ciencia y supone el descubrimiento de un mundo extraño y dinámico. Un mundo prodigioso a escala minúscula y por ello más interesante. No solo los grandes animales terrestres o marinos dan muestras de lo que todavía está por definir como inteligencia. También las pequeñas especies tienen cantidad de neuronas en su cabeza. De ahí sus claves para la convivencia, para sobrevivir frente a los depredadores que los acosan, para organizarse, comunicarse, buscar el sustento y trabajar. Su vida todavía tiene muchas más connotaciones y habilidades sociales. Poseen memoria, reconocen, accionan, avisan, comparten, eligen. Este planeta es increíble, nada le falta, nada le sobra, todo vive en él, y ese todo forma la cadena que sostiene el rodaje de esta película en tecnicolor que es la vida, con un guión tan complejo y misterioso a la vez.
