Opinión

Sobre la inteligencia

Existen platos ricos al paladar, que se comen con fruición y se saborean con placer. Uno de ellos, sabroso siempre, es el pulpo. Este cefalópodo de ocho tentáculos, con sus correspondientes ventosas, es en su estructura aterradora, protagonista indiscutible del buen comer. Se puede preparar de maneras distintas, a saber: a la gallega, a la plancha, encebollado, con cachelos, guisado… Lo malo del pulpo es que ha salido del mar para subirse a las nubes. Su precio es bastante caro. Pero lo bueno hay que pagarlo. Unas preguntas: ¿Cuántos pulpos hay bajo el agua, para que después de consumirse a destajo, todavía no se hayan agotado? ¿Cuántos miles y miles de kilos van a parar a las mesas sin que se note su falta en algún momento del año? Misterios de la naturaleza. 

Cierto es que ya se crían en cautividad, pero sea como sea, las preguntas siguen en pie. De todas formas, en el momento de degustarlos, no se piensa que se engulle uno de los habitantes más inteligentes del mundo marino. Y es que no se percibe que los pulpos “pueden resolver laberintos y recordar como los resolvieron. También juegan en asociación con animales inteligentes como perros, chimpancés y humanos”. Esto es lo que ha publicado la revista Gildshire en su sección “Travel and Nature”. Tal conclusión se debe a cinco años de investigación, que también revela que el pulpo puede usar cocos y conchas como herramientas, para su defensa o sus juegos. 

El pulpo igualmente puede cambiar de color, tiene una vista perfecta y “comportamientos depredadores inusuales”. En el estudio y análisis sobre su comportamiento, se evidencia que el pulpo muestra una inteligencia “similar a la humana”, aunque su estructura cerebral es totalmente diferente. Todo esto entre otras muchas cosas que los distinguen de los demás animales de ese mundo casi desconocido en el que nacen y viven, hasta que mueren o son capturados. Por su parte National Geographic, en cuanto a animales y pulpos, informa que estos últimos tienen tres corazones y son altamente inteligentes. Y en algunos ámbitos no precisamente científicos, se ha tenido la oportunidad de comprobar algún que otro dato, como el del pulpo que desmontó los filtros de agua de un acuario de Nueva Zelanda, escapó, y regresó al océano. Ahora se sabe algo ya sobre lo que tanto gusta. Se dudaba, pero sí, la inteligencia existe.

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