Opinión

Invierno

Llegó el frío, dueño y señor del invierno. Él lo domina todo: la nieve, la lluvia, el viento que arrasa y curte la piel. Hasta hace poco la temperatura ha sido benigna, pero ese estado impropio de diciembre no podía ser eterno. Como es lógico, la inclemencia llegó acompañada de gripes y catarros, tiritonas, fiebres, malestar en general y dolores de huesos. La gente se queja de las piernas que se hacen notar. Una incomodidad en todo el cuerpo que alarma y obliga a meterse en la cama, a abrigarse hasta las orejas, a embozarse.

“Ay, doctor, qué mal me siento”, entonces aparece el galeno y hace que el fonendoscopio se pasee por la espalda, por el pecho, “Tosa” “Respire profundo” y luego la garganta “¿Duele?” “Duele y pica, doctor”. “A ver, abra la boca y diga a…” Y el enfermo obedece y dice “a”, y si es necesario recita entero el abecedario. Al final, la mesilla de noche se convierte en una pequeña farmacia en la que sobresale ese frasco de jarabe maravilloso, pero que sabe a rayos partidos. Y tos, y tos, y tos, sobre todo por la noche, hasta que cede poco a poco y uno revive. ¡Benditos médicos, cuánto hay que agradecerles! Pero estamos en la estación en la que los árboles muertos en su desnudez, como el Ave Fénix, resucitaran de nuevo en la luminosa primavera. Como todo lo que respira.

Son milagros de la naturaleza, que se repiten en los humanos que caen para volverse a levantar otra vez para hacer frente al invierno, a veces gélido, de la vida. Esta es una parte del año que inspira recogimiento, quietud, apego al hogar, disfrute de un buen libro y la comodidad de un sillón que acoja el cuerpo y le ayude a reposar. Es una estación hermosa si no fuera porque también hace recordar a quienes no disponen de un nido cálido, ni de la plenitud que permite la seguridad. Aunque también es verdad que la seguridad en los tiempos actuales, es, si la hay, absolutamente momentánea. El futuro cercano o lejano se prevé difuso o mejor no se ve. Quiere decirse que está en negro. Sea como sea, la tierra seguirá su giro sobre su eje inclinado lo que debido a esa inclinación se estará más lejos o más cerca del sol. Así, queridos lectores, aguanten los escalofríos y las incomodidades, todo lo que nos ofrece la blancura invernal. Al final aparecerá el disco dorado que sale cada día para todos sin distinciones de ninguna clase.

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