Opinión

La abundancia

Vivimos tiempos sumamente difíciles, pero con la esperanza de salir pronto de ellos. Hemos vivido en abundancia de recursos, de imaginación y creatividad, todo ello  puesto a disposición del ciudadano. La tecnología y la ciencia han crecido y ocupado todos los ámbitos sin restricciones. Y sin embargo, todo ha sido barrido o aparcado por la pandemia que parece que afortunadamente se adormece y pierde fuerza. Pero ha ejercido la suficiente presión durante unos meses aciagos, como para que se abra una nueva etapa, un antes y un después en la vida de los países afectados. El mundo se ha visto obligado a cambiar, y a aprender en carne propia, que la seguridad de la existencia es absolutamente precaria, y que hay que estar siempre preparados para lo que surja. Ahora toca ponerse en pie y tratar de recuperar lo perdido, sin olvidar nunca a los que se fueron. 

Y en todo esto entra aquello a lo que no se daba importancia teniendo tanta, porque faltaba perspectiva. No sé ahora, pero hasta el momento al entrar en un comercio se encontraba lo más impensado. Tal vez el hogar fuese el más favorecido, y dentro de él, la cocina. Abundantes y diferentes modelos para pelar y picar los ajos, otros tantos para partir manzanas en ocho trozos, estuches para guardar cebollas o tomates empezados, para que no se estropeen en la nevera, otros para freír huevos en los microondas sin necesidad de aceite, y mil adminículos más para otros menesteres, como los que se venden para abrir la tapa de los tarros, tarea casi imposible de llevar a cabo con la fuerza de las manos. Todo ello podría parecer un lujo si no tenemos en cuenta la artritis y la artrosis que puede decirse que, además de los dolores que provocan, hacen muy difícil a quienes las padecen que sus manos respondan a tal efecto. 

No todo es baladí, aunque lo parezca. Por otro lado, hay que reconocer el ingenio de quienes piensan cómo hacer la vida más cómoda y fácil a quien lo necesita. Son pequeñas cosas que hacen los trabajos más llevaderos. Hay que ver cómo la aspiradora obliga a forzar la espalda. Bien, pues alguien reparó en ello y creó la Roomba. Y ¿qué decir de la fregona? Cuántas generaciones se pasaron tiradas en el suelo para mantener las casas aseadas. Todas estas cosas beneficiaron a las personas, porque con ello, pudieron realizar su cometido dignamente erguidas. 

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