Opinión

Magawa

Qué diría usted, querido lector, si se enterase de que una rata ha sido galardonada con una medalla de oro, por “su valentía para salvar vidas y su devoción al deber”? Pues sí, señores. Lo  que les cuento es real como la vida. Cada día se da a conocer una noticia sorprendente en la que se demuestra el valor incalculable de todo lo que existe, incluida por derecho propio, Magawa, esa rata gigante africana, dedicada a descubrir minas terrestres y artefactos explosivos sin detonar, en Camboya. Magawa, entrenada por la organización benéfica APOPO, ha descubierto ya 39 minas y 28 artefactos mortíferos. Por eso, esta especie de animal “con bolsa”, llamada así por poseer grandes cavidades en sus mejillas, hoy es calificada como “héroe rata”, con un éxito más que merecido. Theguardian informa sobre ella, y destaca que ya ha explorado 141.000 metros cuadrados de terreno, los que vendrían a ser como 20 campos de fútbol. El galardón con el que se le ha distinguido es una medalla de oro PDSA en miniatura, que es el equivalente animal de la George Cross, medalla al heroísmo civil. Christophe Cox, responsable ejecutivo de APOPO, ha agradecido de una manera especial esta distinción como un autentico honor para la organización que representa. Hay que pensar: ¿cuántas vidas habrá salvado Magawa, hasta ahora? ¿Cuántas desgracias habrá prevenido, y cuántas lágrimas evitado? Posiblemente infinitas. Pero fuesen las que fuesen, esa labor encomiable debida a una rata, llena todo un capítulo de agradecimientos y emociones. No hay pequeñeces, no hay nada inservible, nada que no sea para bien, si los humanos saben sacar lo mejor de todo aquello que compone la naturaleza y de la que ellos mismos son arte y parte. Y aquí un recuerdo de gratitud para los adiestradores de esos maravillosos perros salvadores, los cuales, bajo la dedicación humanitaria del cuidador, hacen que incontables personas vuelvan a ser, y estar, después de permanecer atrapadas bajo escombros, ser víctimas de accidentes y otras situaciones graves. Personas que se han encontrado en circunstancias dramáticas sin escapatoria posible, y a quienes de pronto les llega la salvación inesperada. ¿Serán conscientes los animales de que su trabajo salva vidas? ¡Qué sabios los fabulistas, los autores de cuentos, que les hacen hablar! ¿Es que acaso no lo hacen? ¿No entienden?

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