Opinión

Pruebas intrincadas

Hay una película que narra la problemática vida del matemático John F. Nash, que pese a padecer esa terrible enfermedad llamada esquizofrenia, logró que sus  extraordinarias teorías merecieran con mucho, el Premio Nobel. El film se titula “Una mente maravillosa”. La tenía, por supuesto. Pero los demás mortales, aunque no se encuentren en ese nivel de hacer cosas prodigiosas, sí, en tono menor, y particularmente, también son capaces de crear a través de sus ojos, mundos de ensueños, aunque a diferencia de John F. Nash, eso no beneficie a nadie. Para lograrlo, incluso sin proponérselo, sólo se necesitan los dibujos o las manchas de una alfombra, el paso de las nubes, unos desconchados en la pared, y otros motivos variados sencillos como los citados. 

La percepción se sale de la lógica, se enfrenta a ella, y puede con esos detalles conformar rostros con miles de gestos, caballos y animales fantásticos, además de objetos de todo tipo. Algún pintor confesaba que se inspiraba para sus obras en las formas que las nubes le sugerían. Pienso que todas las personas en algún momento han jugado consigo mismas a ver lo que no existe, en el lugar más raro para las ideas. Y es que el cerebro, la mente, es maravillosa siempre, en mayor o menor medida. ¿Qué poder tiene una mancha en un lugar determinado, un defecto en un muro sin importancia, “una masa visible compuesta de cristales de hielo suspendidas en la atmósfera”, para que pasen a ser entes que casi cobran vida en la imaginación humana? Son cosas que pasan cada día, distracciones que salen al paso sobre aquello que está ahí, porque sí, sin más misterio, sin más complejidad. La complejidad está en la imaginación. 

¿Quién no ha repetido varias veces la misma palabra como una letanía, y al final experimenta que el vocablo deja de tener sentido alguno? ¿Quién no ha probado a mirarse fijamente, sin parpadear, en un espejo, y al cabo de un tiempo deja de reconocerse? ¿Quién, diariamente, contempla el mismo panorama y de pronto descubre que hay algo nuevo en él, que le llama poderosamente la atención y le hace preguntarse cómo no lo había percibido antes? Juegos, descubrimientos, curiosidades de la infancia. Pruebas intrincadas que seducen a la “loca de la casa”, empeñada en hacer caer en sus trucos a quien ose retarle. Ella se divierte, mientras hace pensar a los demás. 

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