Hoy no vamos a entrar en las, probablemente, tristes noticias del día. Dejaremos pues la actualidad, e intentaremos alegrarnos un poquito el día, como decía Harry el Sucio, ya saben, Clint Eastwood. Para ello nos referiremos a cosas más o menos extrañas que pasan en la propia vida de cada cual y que no se explican por más vueltas que se les dé. Hay personas que creen en las casualidades y achacan todas las cosas raras a ese concepto. También hay quien niega todo lo que tenga que ver con el azar. ¿Qué creen ustedes, queridos lectores? ¿Que todo pertenece a un orden establecido sin lugar a sorpresas? Sea como sea, hay momentos en que hay que dejar la lógica a un lado, para empezar a dudar de uno mismo. ¿Es posible que le pase a todo el mundo?
Sí, es posible. Se busca una cosa que se necesita con urgencia, pongamos como ejemplo, unas llaves. Se revuelve todo lo habido y por haber. No se encuentran ni en los bolsillos, ni en el bolso, ni encima del mueble de entrada, ni en cualquiera de los lugares que se hayan recorrido de la casa. Las llaves no aparecen. Se sigue con la búsqueda que se repite una y otra vez. Los bolsillos son manoseados y vueltos al revés repetidamente. Las llaves se han esfumado como por arte de magia. “¿Dónde las he puesto, si he entrado en la casa al venir de la calle y no he vuelto a salir?”, se dice la persona confusa y bastante nerviosa. El misterio se acentúa y vuelta a empezar el escrutinio de todo lo anterior. Cansada de tanto ajetreo se da por vencida. “No podré salir hasta que llegue X”.
Por fin llega X, y eso tranquiliza. Puede salir. Hay quien abra la puerta al volver. Y se pone el abrigo y, distraídamente, mete las manos en los bolsillos, y ¡ahí están las llaves! Las llaves tanto tiempo buscadas, ¡y en los bolsillos! ¿Cómo puede suceder? Nadie lo sabe, pero sucede. Son cosas que pasan de verdad. Hay otro misterio del que se habla mucho pero que nadie resuelve. ¿A qué lugar van a parar los calcetines que faltan? No, no hay duda de que se lavaron todos los pares completos. Sin embargo siempre falta uno. O también puede que falte uno en la cesta de la ropa sucia. Se busca por todos los sitios antes de poner la lavadora, pero nada. ¿Es posible que el calcetín se soltara del pie en plena calle y se fuese a correr aventuras sin su correspondiente? ¿Tienen vida los calcetines?