Opinión

Trufado de palabras

Hay opiniones para todos los gustos, sí, como los colores. Hay quien dice que cada día se habla peor, que el lenguaje se hace cada vez más limitado, que hay que ver como esta herramienta con la que el ser humano se comunica, empeora de manera incomprensible. Y esto último es verdad. No hay más que poner el oído sobre todo en lo que respecta a ciertos sectores. No es que falten palabras, lo que sucede es que en una misma frase hay contradicciones de bulto, asimismo las silabas resbalan en algunas locuciones, o se come parte de los vocablos, o se habla demasiado deprisa, o todo lo contrario, o en definitiva, no se sabe hablar, o lo que es lo mismo, vocalizar, circunstancia llamada “lengua de trapo”. 

En fin, que las palabras son tantas que es imposible utilizarlas todas, ni siquiera la mínima parte, pero ahí están en el diccionario, como un tesoro maravilloso, para ser usadas, utilizadas como pueda corresponder. Palabras brillantes, sonoras, llenas de significado, hasta el momento dormidas, a la espera de que alguien las despierte, las desempolve y las ponga en activo. Algo así como el arpa de Bécquer: “¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas,/ como el pájaro duerme en las ramas,/ esperando la mano de nieve/ que sabe arrancarlas!”. Dominar un idioma es harto difícil. Son entes vivos y evolucionan. La pureza en el lenguaje ya es cosa de estudiosos o virtuosos en el tema. 

Sin embargo, sigue siendo, y será siempre un placer leer a los clásicos inmortales, en el fondo y en la forma. Hoy, los medios de expresión están contaminados con giros ajenos que se hacen propios, palabras que se adoptan, incluso modas absurdas o útiles para la economía del lenguaje. Es un trufado de palabras nuevas que se aprenden a diario y amplían el vocabulario mientras que las autóctonas son sustituidas y pasan al olvido. Los lenguajes, como todo en la vida, son determinantes por la moneda que domina el momento. Después, hay un gran porcentaje de personas que desvirtúan las palabras por medio de las nuevas tecnologías, sobre todo en los mensajes telefónicos, que transmiten nuevas normas de escritura, al margen de las palabras mal traducidas del inglés que pasan a ser comunes, aceptadas y registradas al cabo del tiempo por la RAE. O sea, voces nacidas de la confusión y un tanto de la ignorancia del idioma de origen. Pero esto es lo que hay.

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