Opinión

Ya es posible

La historia de la humanidad nos parece algo imposible, un relato de ciencia ficción, el sueño heroico de la larga noche del tiempo, en la que la imaginación abarcó mundos inalcanzables, hechos incompatibles con la fragilidad del ser humano enfrentado al poder de la naturaleza. Y sin embargo, ese sueño, a veces pesadilla, frustración, pero siempre pasión, fue posible y se logró. La vida sigue en la búsqueda de lo que está, pero que sólo ven aquellos que sueñan y van detrás de lo que están seguros existe. 

Pero quedan en los anales, los primeros, los pioneros, los que dejaron el camino abierto con sus odiseas, sus inventos, sus descubrimientos, sus esperanzas y arrojos, a veces en solitario, que dejan patente que la voluntad, la creencia en uno mismo, el sendero de la utopía, lleva al triunfo. El descubrimiento de América, la llegada a la Luna, la erradicación de la viruela, la comunicación, la tecnología, la robótica, la aeronáutica, el submarino, la informática, sin olvidar que la luz puede multiplicar su velocidad al atravesar ciertos gases, logro de un equipo de físicos de Estados Unidos… Y si todo ello maravilla, está como el sumun, la inteligencia artificial. ¿Quién lo pensara? ¿Y qué se puede hacer con ella? Hoy día, ya casi todo. Hasta hablar con los muertos. Sí, queridos lectores, hablar con familiares desaparecidos. Según MIT Technoloyy Review, “Los clones digitales de las personas que amamos podrían cambiar para siempre la forma en que nos afligimos”. 

Esto sería posible mediante aplicaciones, por ejemplo en el teléfono. Todo va de aplicaciones, cada día más perfectas, más avanzadas. Sin embargo, en este caso la información es clara en cuanto a que la tecnología y el mundo son imperfectos “y la ética de crear una versión virtual de alguien es compleja especialmente si esa persona no ha podido dar su consentimiento”. 

¿Pero la ética será algo a respetar siempre? Chi lo sa. Comunicarse con los fallecidos es un deseo nunca cumplido por el ser humano. Ahora es la oportunidad de quien así lo desee, pero virtualmente. Y da la sensación de que el mundo ya es virtual en su totalidad. Las holografías, los casi replicantes, el trasporte a lo soñado, solo con unas gafas más sofisticadas se hará posible sin ningún esfuerzo, desde el salón de casa. Estamos en Matrix. Ilusiona, sí, pero también da escalofríos.

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