Opinión

Ya me acuerdo

Aveces uno se para a pensar en la suerte, o el destino. Si todo está determinado o es la persona en su libre albedrío la que elige el camino. Y me vienen a la memoria nombres y personajes de la vida pública y social que un día fueron foco de admiración, envidias y deseos, y que hoy están ocultos entre las sombras terribles del olvido. Alguien decía: no es importante cómo se vive, lo verdaderamente importante es cómo se termina. Mientras se vive, aún en descenso, hay esperanza, lo trágico es la caída, el golpe final. No es difícil encontrar noticias sobre la suerte de alguien que gozó del favor y fervor popular, pero ya no se sabe quién era.

Hay que hacer un ejercicio de memoria, buscar entre lo conocido, oído y hablado, tratar de traer, de configurar la fisonomía del protagonista, porque el tiempo borra las huellas, las pisadas, las imágenes. Ah, ya sé, ya me acuerdo, se exclama al darse cuenta de quién es de quien se habla, a quién pertenece el nombre que figura escrito, o es citado por alguien que refiere un hecho concreto. Al localizar su rostro, entre los mil rostros borrosos que de repente acuden a la mente, resulta el descubrimiento de un mundo que se tragó la cotidianeidad, el transcurrir del día a día, en los que unos van y otros vienen. 

¿Cómo es posible borrar algo que fue importante en su momento dado? ¿Qué es lo que hay que dejar, que dar, que hacer, para permanecer a pesar del paso de los días? No todo el mundo puede pasar a la otra orilla sin dejar esta. Los clásicos, los inventores, los científicos, los artistas, los políticos, los héroes… Esos permanecen siempre porque son, para bien o para mal, el alimento y la argamasa indispensable que sostiene a los pueblos, a la sociedad. La memoria es selectiva, dicen los expertos. Retiene lo más cercano, da prioridad a lo que se requiere de inmediato, y lo otro se mantiene aletargado hasta el momento que es preciso. El mecanismo es complejo pero perfecto. Todo va por categorías. Siempre lo más necesario, lo que más se ve. Detrás todo lo demás, a la espera de atención. Películas, fotografías, cine, ensayos, historia, prensa…, ayudan a recordar, a que lo difuminado por el paso de los años vuelva a la actualidad sin grandes esfuerzos. Todos esos medios creados por el humano, son como los cayados que ayudan a la memoria a caminar sin que esta tropiece.

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