Opinión

Alcohol y Universidad

Ser universitario, en la mayor parte de las ocasiones, resulta una ardua tarea, incluso en nuestro país. En Estados Unidos los gastos de matrícula en una universidad privada rondan los 50.000 dólares anuales, a los que deberán añadirse aquellos otros correspondientes al alojamiento, la manutención, los libros, etcétera.

En el caso de los centros públicos, como por ejemplo la prestigiosa Universidad de California en Berkeley, los gastos oscilan entre los 13.000 dólares por cada matrícula anual para los residentes californianos hasta los 35.000 dólares para todos los demás. Si no cuentan con una beca, además de hipotecarse a largo plazo con una entidad financiera, los estudiantes universitarios estadounidenses están obligados a trabajar mientras estudian. Para los menos afortunados existen las universidades comunitarias, centros públicos de educación superior donde los estudiantes desarrollan programas técnicos de corta duración (dos años), generalmente en horario nocturno o durante los fines de semana. Este sistema les permite compaginar formación con trabajo (el 62% de los estudiantes se encuentran en esta situación). En esta circunstancia se encuentran unos 7,7 millones de estudiantes, la mayoría de ellos de color, latinos o asiáticos. 


Mientras esto ocurre al otro lado del Atlántico, en nuestros pagos acabamos de conocer los datos revelados recientemente por la Sociedad Española de Medicina Interna. Resulta que el 40% de los estudiantes universitarios son bebedores de riesgo. Dato preocupante, si bien los mayores porcentajes se detectaron entre los alumnos del primer curso para ir descendiendo entre aquellos otros de los cursos superiores. Los investigadores concluyen que existe una tendencia decreciente de consumo alcohólico de riesgo en las universidades españolas. Además de causar daños importantes a nivel físico y psicológico, el consumo excesivo de alcohol puede provocar dependencia. Para cuantificarlo los expertos utilizan la unidad de bebida estándar, el equivalente a una copa de vino o a una caña de cerveza, aproximadamente 10 gramos de alcohol. Así consideran un consumo de riesgo a partir de las 28 unidades semanales en varones y de las 16 en las mujeres. 


En Granada han decidido ponerle punto y final a los macrobotellones. Según fuentes municipales la desaparición de la archiconocida Fiesta de la Primavera, organizada por los universitarios en vísperas de las vacaciones de Semana Santa, un referente de descontrol incluso fuera de nuestras fronteras, dejará de identificar a la ciudad de la Alhambra con el botellón. En Salamanca, por poner otro ejemplo, la Nochevieja Universitaria mantiene en jaque a los servicios médicos y de emergencias de la ciudad, llegando a incrementarse en un 50% la actividad global en Urgencias provocada por intoxicaciones etílicas puras o combinadas con otras drogas.

También la educación activa, la concienciación, la prevención y la promoción de hábitos saludables entre la población universitaria deberán ser medidas necesarias para atajar un problema sanitario nada desdeñable. Y de esta manera Alma Mater floreat, quae nos educavit. Florezca la Universidad, que nos ha educado.

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