Opinión

El cuento de la criada

La tremenda movida ocasionada por la actriz Ana Obregón y la paternidad post mortem de su hijo Aless mediante gestación subrogada en Miami ha destapado la caja de Pandora. Basta un solo caso, protagonizado por una famosa, para incendiar el debate sobre una realidad  existente desde que los avances en el tratamiento de la infertilidad humana lo posibilitan. Una premisa inicial: en nuestro país los embarazos mediante vientres de alquiler son ilegales (artículo 221 del Código Penal). Sin embargo. no lo son en Canadá, Rusia, Ucrania, Georgia, Grecia, Reino Unido, Australia, India, Sudáfrica y Tailandia, cada uno con sus particularidades, como en EEUU, donde esta práctica es legal en algunos estados, como Florida y California, pero no en otros, como Nueva York, donde está penada por la justicia. En España, los partidos políticos se han posicionado claramente en contra de este tipo de gestación (PSOE, Podemos y Vox), coincidiendo con la opinión de la Iglesia católica. 

Otros, como Ciudadanos abogan por una legislación reguladora que pueda permitir a nuestros ciudadanos tener hijos de esta manera, mientras el PP prefiere abrir el debate, evitando comerciar con el cuerpo de las mujeres. Según datos de nuestro propio Ministerio de Asuntos Exteriores, entre 2010 y el primer semestre de 2022 se han inscrito en los consulados españoles de 12 países nada más y nada menos que 3400 niños fruto de gestaciones por sustitución. En el momento que ustedes leen estas reflexiones, a buen seguro que ya son unos cuantos más. Sin ánimo de comparar ambas situaciones, ¿recuerdan qué ocurría en España cuando el aborto estaba castigado y perseguido por la ley? Muchas españolas de entonces tuvieron que viajar al extranjero para interrumpir sus embarazos no deseados. Los avances científicos y tecnológicos, en este caso en el campo de la reproducción humana, avanzan más rápido que nuestras costumbres sociales y leyes. No prestar atención a la diversidad social que nos rodea, encarnada en prójimos que desean ser padres y no se les permite, les impulsa claramente a buscar la solución allá donde sus recursos se lo permitan. Sin quererlo, levantamos una barrera más en la desigualdad social, pues solamente aquellos que dispongan de suficientes recursos económicos podrán echar mano de la gestación por sustitución en el extranjero. Exactamente igual que antaño con el aborto allende nuestras fronteras. 

El más reciente Código Deontológico de la Organización Médico Colegial española admite la gestación subrogada, siempre que ésta sea altruista, es decir, que no medie ningún tipo de contrato o compensación económica entre los aspirantes a madre y/o padre y la mujer que aporta su útero para que la gestación llegue a término. Hace años, debates de semejante magnitud pusieron en solfa las donaciones de sangre y órganos, por ejemplo. Los más mayores recordarán cuando donar sangre aquí se remuneraba económicamente. Hoy en día no. La legislación actual permite estas concesiones altruistas, que a diario salvan muchas vidas.

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