Opinión

Guerra biológica

Se acuerdan ustedes de la mixomatosis? Su historia es más o menos la siguiente. El Myxoma virus fue descubierto a mediados del siglo XIX en Uruguay, causante de esta enfermedad en los conejos de cola de algodón. Desde esta especie importada se diseminó afectando a extensas poblaciones de conejos silvestres sudamericanos. En la década de los años 50 del pasado siglo XX, una cepa menos virulenta fue introducida en Australia con la intención de reducir drásticamente su superpoblación de conejos, donde podían reproducirse con enorme facilidad dada la ausencia de depredadores específicos. En tan sólo 2 años, de los 600 millones de conejos australianos sobrevivieron apenas 100 millones. Esta cuestión ecológica artificial, como ha ocurrido en otras ocasiones con diferentes animales y plagas, se les escapó de las manos a los expertos. La mixomatosis terminó por extenderse por el continente europeo exterminando al 99% de los conejos en algunas regiones. En Europa, la mixomatosis suele transmitirse mediante las picaduras de pulgas y otros insectos hematófagos, mientras que en Australia los vectores infecciosos son ser mosquitos. Esta enfermedad cursa con múltiples tumefacciones en la piel y las mucosas de los animales enfermos, especialmente localizadas en la cabeza y los genitales. Los cuadros de conjuntivitis pueden culminar en ceguera. La fiebre y la falta de apetito se suman a esta sintomatología, que suele terminar con la vida de los conejos infectados en apenas una par de semanas.  

El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. A finales de la pasada primavera, las autoridades australianas liberaron una cepa mortífera de un virus para controlar la proliferación de sus conejos autóctonos. El RHDV1 K5 fue aislado en Corea del Sur y en teoría sólo debería afectar a los conejos silvestres. El virus es capaz de resistir activo varios meses en el medio ambiente. Los conejos fallecen en tan solo 48 horas y su letalidad alcanza al 90%. Pero, ¿qué ocurriría si la cepa RHDV1 K5 se disemina fuera de Oceanía? Además de incidir fatalmente en la cunicultura, la infección podría extenderse a los depredadores de los conejos. Por ejemplo en España, la mixomatosis ha sido responsable del declive de la población  de las águilas imperiales y de los linces. Una consecuencia no calculada de las guerras biológicas en este planeta.

Por decirlo así, existe otra cara de una moneda similar. En Río de Janeiro han comenzado a liberar millones de mosquitos Aedes aegyptus inoculados con Wolbachia, una bacteria común entre mariposas, arañas y libélulas, capaz de reducir la infección por dengue, zika y chikungunya. Y es que los mosquitos infectados por tan peculiar bacteria ven bloqueada su capacidad para transmitir dichas enfermedades. Fiocruz, la prestigiosa fundación brasileña de investigaciones médicas, asegura que los mosquitos con Wolbachia no afectan la salud de las personas ni alteran el medio ambiente. Veremos cómo termina esta peculiar batalla.

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