Opinión

Inmunoterapia

Confieso mi frustración porque todavía no he conseguido encontrar entre mi colección de fotografías una instantánea que tengo con Michael Robinson en el entonces aeropuerto de Madrid-Barajas. Un tipo simpático y un gran hombre, en el sentido literal de la palabra, con el que se tuvieron que emplear a fondo los centrales de muchos equipos mientras jugó en el Preston North End, Manchester City, Brighton and Hove Albion, Liverpool (con el que llegó a ser campeón de Europa en 1984), Queens Park Rangers y Club Atlético Osasuna, club donde se retiró prematuramente por una lesión de rodilla, tras haber sido 24 veces internacional con la selección nacional de Irlanda. 

Gran aficionado al rugby, hace unas semanas Robinson desveló a los medios de comunicación lo que hasta entonces era un secreto: el periodista deportivo padece un melanoma en estado avanzado. Se trata de una variedad de cáncer de piel, con elevada capacidad de reproducirse a distancia mediante metástasis, y de infausto pronóstico en demasiadas ocasiones. 
Por suerte para él, finalmente podrá someterse a un innovador tratamiento con inmunoterapia capaz de curar al 37% de los pacientes con su misma enfermedad. Esta terapia activa las células del propio sistema inmune para que ataquen selectivamente a las células cancerosas. Y la inmunoterapia que van a aplicarle al antaño delantero centro osasunista es de origen español. 

Los esperanzadores resultados del primer ensayo clínico han sido presentados en el Congreso Europeo de Oncología Médica. En el año 2009, el equipo de la doctora  Marisol Soengas, investigadora gallega que trabajaba entonces en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), publicó en la prestigiosa revista Cancer Cell sus descubrimientos sobre el compuesto B-110. Años más tarde, el CNIO decidió licenciar esta patente a la empresa Bioncotech, lo que permitió sintetizar un nuevo y mejorado compuesto, precisamente el B-112 que se le ha comenzado a administrar a Michael Robinson. 

Este tipo de inmunoterapia se administra mediante una inyección en el interior del tumor maligno. Por el momento, ha conseguido controlar la enfermedad en el 58% de los pacientes y reducir el tamaño tumoral en un 17% de las ocasiones. Esta terapia parece muy segura, con escasos efectos secundarios. Los resultados obtenidos hasta el momento en los hospitales Gregorio Marañón y Ramón y Cajal son preliminares y no deberían generar falsas esperanzas a los pacientes y sus familias, pero si todo funciona como está previsto, quizás Michael Robinson pueda salir triunfador de este decisivo partido que le ha tocado disputar contra el cáncer. Nos ponemos su camiseta.

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