Opinión

Luces y sombras

Una vez más, el SARS-CoV-2 y el covid-19. Ya quisiéramos cambiar de tema, pero en estos tiempos resulta complicado. Día a día descubrimos nuevos datos sobre una de las enfermedades más estudiadas en la historia de la medicina. Y todavía estamos en el principio. Recientemente hemos conocido que dos fármacos entre los más utilizados para el tratamiento de los enfermos con covid-19 no son tan efectivos como se creía. Más concretamente nos estamos refiriendo al antipalúdico hidroxicloroquina y al antiviral remdesivir. El macroensayo Solidarity, auspiciado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha descubierto que no han conseguido reducir significativamente la mortalidad de estos enfermos.

Tampoco los antirretrovirales lopinavir y ritonavirus, empleados en el tratamiento de la infección por VIH, ni siquiera el interferón, un potente regulador de nuestra inmunidad. En este aspecto, sólo la humilde dexametasona, un corticoide de potente efecto antiinflamatorio, ha reducido la mortalidad de los pacientes más graves. Como en el dicho clásico, una medicina buena, bonita y barata. El Solidarity analizó la evolución de unos 11.200 pacientes de 400 hospitales pertenecientes a 32 países de todo el mundo.

También las sombras continúan extendiéndose sobre la prevención de esta enfermedad en el ámbito de las vacunas, todavía lejanas y en fase de experimentación. Pero quizás las luces procederán del campo de la inmunología. Hay equipos trabajando en la fabricación de anticuerpos sintéticos que administrados o producidos por los propios pacientes, permitan neutralizar el SARS-CoV-2. 

El doctor Luis Álvarez-Vallina, de la Fundación de Investigación 12 de Octubre, lidera uno de estos esperanzadores proyectos, capaz de manipular racionalmente nuestro sistema inmune, con aplicaciones asimismo útiles en el tratamiento del cáncer. 

La inmunoterapia sintética genera anticuerpos miméticos, en los que se pueden acoplar diferentes elementos del sistema inmune para desarrollar respuestas más eficaces. Además, estas innovadoras moléculas serían efectivas contra futuras pandemias provocadas por otras especies de coronavirus. 

Por el momento, existen dos vías de administración de estos anticuerpos sintéticos: mediante una inyección o empleando nanotecnología, capaz de encapsular fragmentos de ARN codificantes en una nanopartícula.

En nuestra modesta opinión la inmunoterapia sintética, junto al empleo de anticuerpos naturales obtenidos a partir del plasma de pacientes hiperinmunes que ya han superado la COVID-19, podrá salvar las vidas de aquellos pacientes afectados por las formas más graves de la enfermedad.

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