Opinión

Médicos generación Z

Causalidades de la vida, en estos días ha estado repasando fotografías de mis tiempos escolares. En cada instantánea he podido contar unos 40 chavales por cada clase, entre 120 y 160 por curso, decenas de baby boomers nacidos a principios de los años 60, y súbditos posteriores de la Movida. En la actualidad, unos cuantos convertidos ya en clases pasivas. Simultáneamente, el nostálgico Aloysius me ha hecho llegar una noticia sobre los estudiantes que van licenciando en las facultades de Medicina durante los últimos años. Pertenecen a la Generación Z, en estrecho contacto con las nuevas tecnologías desde la cuna y los primeros biberones. A mediados de los 80, el Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Ourense gestionaba las listas de sustituciones para cubrir las vacaciones de verano de los médicos del Insalud, la entidad encargada entonces de las prestaciones sanitarias en España, antes de las transferencias sanitarias a la

Comunidad Autónoma de Galicia. También contábamos por decenas los médicos baby boomers anotados a las listas del paro. No había problemas para contratar y sustituir. A muchos de aquellos compañeros les tocó emigrar en la procura de una estabilidad profesional que entonces era casi utópica. Ahora, con la Generación Z, el cuento es otro. Y lo ha hecho tanto que parece que en lugar de un salto generacional nos enfrentamos a una coyuntura totalmente diferente. Tanto ha cambiado el mundo, la ciencia y la tecnología, que estudiar Medicina, o formarse como médico especialista, poco tiene que ver con lo que ocurría hace apenas unas décadas. Las etiquetas generacionales no son más que eso, etiquetas. Pero pueden servirnos para reflexionar sobre lo que ha venido ocurriendo y sobre los tiempos que vendrán. Nuestros jóvenes y futuros colegas han crecido en un mundo dominado por los teléfonos y dispositivos inteligentes, por los algoritmos y las aplicaciones, por las redes sociales y al acceso instantáneo a mucha más información de la que somos capaces de procesar. En cierta manera, la era de Mister Chip generó la era de la Infoxicación, una fuente de estrés adicional que además afecta a los usuarios de nuestro sistema sanitario. Ya no es raro el día en que alguno acude a la consulta para contrastar la información adquirida en los procelosos océanos de la información con nuestra opinión como sanitarios. Con toda la razón, los estudiantes de Medicina esperan de sus facultades el cumplimiento de las mismas expectativas que pueden obtener diariamente de las nuevas tecnologías. No podemos olvidar que, si existe un campo científico y tecnológico afectado por las transformación digital, éste es el de las ciencias de la salud. Disciplinas como la inteligencia artificial (IA), la robótica, la telemedicina, el big data, unidos a la transmisión ultrarrápida de datos, resultan herramientas indispensables para una medicina del futuro, indispensablemente más personalizada. Además de anatomía, fisiología, patología, farmacología, cirugía y demás asignaturas específicas, los médicos del futuro manejarán amplios conocimientos específicos sobre genética, informática, biómica o nanotecnología, por ejemplo, sin dejar a un lado  la  cada día más que necesaria formación ética y humanística.

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