Opinión

SOS

SOS: Save Our Ship. Salven nuestro barco. SOS: Save Our Souls. Salven nuestras almas, que buena falta nos hace. SOS: Send Out Succour. Envíennos socorro, por favor. En realidad, la señal de auxilio más utilizada internacionalmente fue así codificada por su sencillez a la hora de radiarse en clave morse. Parece que empiezan a multiplicarse las señales de alarma, las peticiones de socorro, desde la atención sanitaria. Hace un par de años, 200 aspirantes que habían aprobado el examen MIR renunciaron a sus plazas como médicos de familia. Ni siquiera quisieron comenzar una especialidad en esos puestos que tanto trabajo les había costado ganar. Bachilleres excelentes, alumnos de facultad notables y sobresalientes, con sus codos hincados ante los libros por lo menos durante un año para preparar la prueba de acceso a las especialidades médicas. Y sin embargo, rehusaron convertirse en los médicos de familia del futuro. Las cosas siguen pintando mal. Más bien pintan bastos en una de las profesiones más esenciales en nuestra sociedad. Dicen los expertos que la medicina de familia se desangra. Y se apoyan en datos reales. Durante el último lustro, 225 MIR de Familia abandonaron su formación. A las plazas que no se cubren y las fallidas incorporaciones, debemos sumar también los compañeros que inician su residencia para abandonarla después. Conozco de cerca alguno de estos casos. Algo está pasando que se nos escapa y comienza a pasarnos factura. ¿Especialidad desprestigiada? ¿Insuficiente formación y apoyo académico? 

Suelo preguntarle por sus futuras prioridades profesionales a los alumnos de los últimos cursos de Medicina que deciden realizar prácticas en mi centro de saúde. En principio, no sienten atracción por la Medicina de Familiar y Comunitaria. ¿Deslumbrados por la pompa hospitalaria? Podría ser, pero sería simplificar demasiado el problema. En los hospitales tampoco se viven las fantasías idealizadas antaño por series de TV protagonizadas por sex symbols como el doctor Gannon (el desaparecido Chad Everett) o el pediatra Douglas Ross (George Clooney) de la popular “Urgencias”, con su atractivo pijama de color azul cielo. El propio sistema sanitario, que desde hace años contempla como sus médicos de familia se van jubilando sin el necesario reemplazo, tampoco ha sabido resolver el problema.Hace años que llevamos alertando de lo que ocurrirá cuando las jubilaciones de los médicos de familia del baby boom provoquen un tsunami asistencial, sobre todo en las zonas más despobladas y envejecidas, en este caso de Galicia. 

Para dar cobertura a las necesidades asistenciales, se echa mano de los médicos de familia en los Centros de Saúde, en los PAC (Puntos de Atención Continuada), en los servicios de urgencias hospitalarias, pero también en el 061 y en los servicios centrales de los hospitales, en la inspección médica y sanitaria, amén de ciertos puestos habilitados en las estructuras de gestión de la asistencia sanitaria. Autocompetencia. Déficit de profesionales, a los que se suman con especial sensibilidad los pediatras de atención primaria. Es la hora de los valientes, para superar los obstáculos y legislar de manera adecuada a la realidad. Una vez más, SOS. ¿A qué esperamos?

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