Opinión

Urticaria acuogénica


Cualquier oportunidad es buena, incluso viendo películas. Sostiene Aloysius que gracias al cine podemos aprender Medicina, y ¿quién se atreve a quitarle la razón? Suelo realizar esta recomendación a los estudiantes de prácticas y los médicos residentes de Medicina Familiar y Comunitaria. También a los espectadores de los sucesivos ciclos sobre Cine y Medicina organizados por nuestros Ilustre Colexio Oficial de Médicos de Ourense y Cine Clube Padre Feijoo. Si dentro del material docente se incluyeran disciplinas como cómics, videos, canciones y películas sobre la salud y la enfermedad seguro que nos divertiríamos mucho más aprendiendo. Cualquier estímulo es válido si espolea nuestra curiosidad e interés. Porque no hay enfermedades sin enfermos, tampoco hay cine sin películas. 

Recientemente hemos contemplado “Los renglones torcidos de Dios” (Oriol Paulo, 2022), la última adaptación de la novela homónima publicada en 1979 por Torcuato Luca de Tena, una enmarañada intriga ambientada en el interior de un sanatorio mental, más cercano a los manicomios decimonónicos que a una moderna institución para el tratamiento de pacientes psiquiátricos.  Dentro de la variopinta galería de personajes, exagerados por la magia de la literatura para impresionar a los lectores, nos topamos con Ignacio Urquieta (interpretado por el actor catalán Pablo Derqui), un enfermo psiquiátrico que además padece urticaria acuogénica. Sobre esta circunstancia se monta la trama que permite a la protagonista, Alice Gould (Barbara Lennie) traspasar los muros y las verjas de la institución hacia la ansiada libertad. En este aspecto, imposible no recordar al psiquiatra italiano Franco Basaglia (1924-1980) y su cruzada a favor de la humanización de los manicomios y la modernización de su especialidad, desde el movimiento conocido como Psiquiatría democrática. Y otra vez, una película, “C´era una volta la cita dei matti” (Marco Truco, 2010), algo así como “Había una vez una ciudad de los locos”, mostrándonos como el padre de la antipsiquiatría y sus colaboradores fueron capaces de darle la vuelta al concepto de hospital psiquiátrico y a la integración social de los enfermos mentales. 

Realizada dicha salvedad, la urticaria acuogénica es una patología dermatológica caracterizada por la inflamación de la piel tras el contacto con el agua, comúnmente conocida como alergia al agua. Su intensidad es variable, según cada paciente, cursando con un enrojecimiento cutáneo y la aparición de ronchas o habones, casi siempre acompañada de picor, de duración limitada y evolución benigna. Algunos pacientes han acudido a la consulta refiriendo picor y enrojecimiento de su piel, especialmente después de bañarse y ducharse, tanto mayor cuanto más caliente era la temperatura del agua. Con la finalidad de captar la atención del espectador, Ignacio Urquieta padece en la película un cuadro extremo de urticaria acuogénica. Esta no ha sido la única adaptación de la obra de Torcuato Luca de Tena para las pantallas del cine y la televisión. En 1983, Tulio Demicheli dirigió en México una versión menos conocida y mas irregular que la española, que para ello ha sido dotada de un mayor presupuesto y cuenta con un elenco de estupendos actores nacionales. Decía Godard que el cine es una verdad 24 veces por segundo.

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