Opinión

En honor a la verdad (y II). El dinero de Dios

Cierto que Francisco I lastra la injerencia permanente del poder dentro del seno de la Iglesia. Siglos de nobles y reyes nombrando obispos, abades y hasta pontífices acaba pasando factura. Se ratifica un hecho al que no escapa ninguna confesión religiosa, sea monoteísta, politeísta, cercana, remota, doméstica o exótica: parafraseando el primer mandamiento, amarás a Dios sobre todas las cosas porque Dios es un gran negocio, aunque la mirada interior y la visión externa no siempre sean coincidentes. Queda claro que muchos no entienden cómo es posible que manejando 10.000 millones -como hay quien afirma que tutela el Papa-, exista en los medios un llamada permanente a colaborar con la Iglesia de los pobres.

¡Cómo que la Iglesia de los pobres! ¿Acaso no posee el Vaticano un patrimonio multimillonario? Sí, sin duda: una buena remesa de catedrales, iglesias, capillas, monasterios, templos... No obstante la mayoría, por lo general, se compra un apartamento o un chalé para vivir. Aplicando el sentido común, pocos templos serían un éxito de ventas en una inmobiliaria. Por otro lado este discutible patrimonio cae como una losa por los desmesurados costes de mantenimiento. Eso sin contar que ni es oro todo lo que reluce, ni posesión todo lo que hay. Sirva como ejemplo el considerado como Escorial de Galicia, el monasterio de Santa María la Real de Oseira. ¿Quién ostenta la titularidad? ¿El Papa, El Vaticano, los trapenses o, con más precisión, la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia? Pueden el Santo Padre, la tesorería o el Banco Vaticano disponer del edificio sin ser de su propiedad? 

Y hablando del Vicario de Cristo y del Banco Vaticano. ¿Cuál es la nómina de Bergoglio por ocupar la cátedra de san Pedro y la jefatura de los Estados Pontificios? Habría que ver lo que cobran otros guías espirituales. Nadie objeta nada en que Karim al-Hussayni Aga Khan -el IV Aga Khan-, líder religioso de los musulmanes chiítas ismaelíes nazaríes, detente una fortuna fabulosa. Tampoco escandaliza que Robert Ciranko, presidente de la corporación Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania, entidad jurídica de los Testigos de Jehová maneje sumas tan desorbitantes que se hacen imposibles de cuantificar. Al parecer a nadie le escuece que el Dalai Lama, además de líder espiritual del lamaísmo o budismo tibetano, ostente un poder temporal al ser el Dirigente de la Administración Central Tibetana, con todas las prerrogativas, privilegios y beneficios económicos que ello supone. De hecho, el Dalai lama vive “a cuerpo de rey”.Como se puede apreciar, mucha espiritualidad, pero bien pertrechada de dinero. 

Resulta obvio que todos los jefes de Estado cobran sustanciosas sumas por el ejercicio de su cargo, a excepción del papa, que carece de la más elemental percepción numeraria. Los 10.000 millones atribuidos a Francisco son en realidad los Presupuestos Generales del Estado Vaticano -de los que él no puede tocar ni un céntimo sino Alfred Xuereb, titular de la Secretaría de Economía de la Santa Sede-, de donde salen los sueldos de todos los funcionarios que sirven en Ciudad del Vaticano, como la Guardia Suiza, o de los servicios que se contratan a empresas de la República Italiana, como el agua, las basuras, la electricidad, el teléfono, los abastecimientos y demás.

Tras la quiebra del Banco Ambrosiano, Benedicto XVI promulgó una Ley de transparencia y contra el lavado de dinero, siendo auditado externamente por Ernst & Young, el Instituto para las Obras de Religión o Banco Vaticano”, sólo administra 7.000 millones de euros de personas o instituciones dedicadas a actividades religiosas o caritativas, permitiendo financiar en los países más pobres a las iglesias con mayores necesidades. Sus 19.000 cuentacorrentistas son religiosos, empleados del Vaticano y otros autorizados como diplomáticos acreditados ante la Santa Sede.

Cierto es que es tan difícil decir la verdad como ocultarla, pero como dijo Mahatma Gandhi, la verdad jamás daña a una causa que es justa.

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