Opinión

ALONSO MONTERO: LA HISTORIA DE LOS VENCIDOS

El historiador es un constructor de la libertad democrática, estudiando el pasado y proyectándolo en el presente. Los vencidos solo tienen la historia que de ellos han contado los vencederos. La tarea de Alonso Montero historiador, ha consistido fundamentalmente, en reconstruir la historia de los olvidados, por vencidos. Tzvetan Todorov, premio Príncipe de Asturias, ha manifestado que el papel del intelectual no es convertirse en militante, sino defender la verdad y la justicia, siendo consciente de que no siempre se está en posesión de la verdad; los dos enemigos de la democracia, los “bárbaros” y los “totalitarios”, están siempre prontos a ocultar la realidad y a enmascararla.

La realidad social sólo puede comprenderse cuando se produce un encuentro entre experiencia histórica y reflexión teórica. Esto es reconocer con Marx, Gramsci y Ortega y Gasset que la razón es histórica o no lo será. Siempre quedará abierta la cuestión de saber en qué medida la historia es racional, de lo que no cabe duda empero, es de que sin historia la razón no puede ser crítica y emancipatoria: sólo puede darse reflexión liberadora allí donde se descubre la opresión y el oprimido. Sin este encuentro entre la experiencia histórica y reflexión teórica no es posible entender la realidad.

Reconocer la densidad de la experiencia histórica, las nuevas preguntas que arroja la actualidad, es el primer y principal deber de los intelectuales. Así lo ha hecho Alonso Montero en una lucha titánica contra la reacción ilustrada y contra el oscurantismo opaco y narcisista.. Hoy día asistimos a los comienzos de una conmoción: la revisión de los totalitarismos religiosos, sociales y económicos. No tenemos más remedio que aprender de nuestros errores. Disimularlos o ignorarlos es un imperdonable pecado intelectual.

Es necesario hacer balance de nuestra historia. Hay actitudes que no son de recibo, como decir aquí no ha pasado nada, ya está todo revisado. Por extraño que parezca, hay todavía quienes no quieren darse por enterados. Pero no basta con que los otros estén errados, para que nosotros estemos en lo cierto; los denunciadores de la violencia ejercida sobre los ciudadanos pueden tener razón en la denuncia, sin embargo puede que no estén acertados a la hora de proponer alternativas. Ese es un aspecto del trabajo de Alonso Montero, el intelectual que ha de evitar la vuelta atrás y también la huida hacia adelante. Alcanzar el realismo crítico es un proceso, no es un dato.

La vuelta atrás es la tentación de quien vive extraño a su tiempo, sin gozarlo ni sufrirlo. Carecen de sentido histórico y, por eso, están sumidos en una querencia en la prehistoria. La huida hacia adelante queda representada por todas las manías contemporáneas. Alonso Montero ha entendido que estamos condenados a bucear en nuestra historia para poder proyectar nuestro futuro. Expresión de este trabajo es la enorme bibliografía que puede presentarnos.

Para que se dé un progreso moral a partir de pasado se ha saber utilizarlo por el uso público de la razón. El progreso de una historia que busca cristalizarse en derecho, en Constitución, fomenta la moralidad del pueblo. El logro del ideal de la democracia sólo es posible desde la institucionalización de la libertad en una democracia realmente representativa.

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