Acaba de ver la luz la edición del año 2008 del Atlas Socioeconómico de Galicia editado por Caixanova. Esta publicación supone desde hace años un referente en lo que a la provisión de información de carácter económico y social se refiere. Su contenido, su actualización y, sobre todo, su desagregación territorial son aspectos que deben ser valorados muy positivamente. En sentido contrario, llama la atención que una caja de ahorros gallega haya tenido que recurrir para la elaboración de este trabajo a una institución vinculada a una universidad madrileña. Este hecho estaría justificado si no existiesen en Galicia grupos e investigadores capaces de realizar esta tarea; pero ese no es el caso y de ahí la sorpresa negativa.
No pretendo adentrarme con detenimiento en los datos proporcionados. Son muchos y muy variados y por ello, dado que el documento está fácilmente accesible en Internet, remito y aconsejo a las personas interesadas a su consulta. No obstante, a grandes rasgos se pueden extraer una serie de conclusiones. La primera es que la brecha que divide a Galicia entre costa e interior se mantiene salvo contadas excepciones. Los indicadores económicos del Atlas así lo atestiguan y ello se confirma al observar la información municipal y comarcal.
Estamos ante una gran ayuda (imprescindible, diría yo) para todos los agentes interesados en el desarrollo de nuestra Comunidad Del mismo modo se incide en uno de los problemas a los que nos enfrentamos actualmente: la evolución demográfica. Sin duda, el envejecimiento supone uno de los grandes retos de nuestra sociedad. Igualmente los indicadores sociales constatan los resultados recogidos en la parte económica, acrecentando más esa fractura territorial, al tiempo que aparece el efecto de las grandes urbes en cuestiones como sociedad de la información o vivienda.
En definitiva, tal y como se recoge en su introducción, estamos ante una gran ayuda (imprescindible, diría yo) para todos los agentes interesados en el desarrollo de nuestra Comunidad.
