Opinión

Crisis y recuperación sólida

Los recientes datos sobre los agregados macroeconómicos y, específicamente, sobre el mercado laboral, suponen con carácter general una noticia positiva que como tal debe ser valorada. Además no se debe perder de vista que la economía se mueve por expectativas y, en muchas ocasiones, por sensaciones. Por ello, hay que aprovechar la oportunidad de infundir cierto optimismo cuando hay ocasión para ello.

Dicho esto, me parece también relevante dejar constancia que dentro de los ciclos económicos sólo hay un momento de más transcendencia que las crisis, que son los de inicio de la recuperación. De cómo se realice este comienzo y los mimbres que se pongan para esta tarea dependerá que la salida de la crisis sea real o, por el contrario, que se quede en algo coyuntural y pasajero. No hace falta irse muy lejos en el tiempo para comprobar lo aquí señalado puesto que lo ocurrido en el año 2010 constituye un excelente ejemplo. Se trató de una salida en falso de la crisis que se comprueba ahora una vez pasada cuando se observa la tendencia de la economía en forma de “W”.

Para no caer en los errores cometidos en aquella ocasión conviene hacer un ejercicio que no siempre resulta fácil como es aprender de los errores. Esto es un mal inherente al ser humano, pero ya no digamos cuando hablamos del homo economicus. De manera concreta, cabe aquí señalar el hecho de que la recuperación esté basada en fundamentos de muy corto recorrido y con escasa solidez económica. Y es en este sentido donde resulta interesante realizar alguna reflexión para lo que está ocurriendo para la provincia de Ourense y lo que cabe esperar de su futuro más inmediato.

Frente a análisis más tradicionales que se limitan a hablar de sectores económicos, el interés debería centrarse en otras características de la actividad económica, y no si se realiza en el sector agrícola o en la tan denostada (muchas veces por méritos propios) construcción. En particular, hay dos aspectos que van a condicionar todo aquello de lo que aquí estamos hablando. Se trata del conocimiento y de la tecnología.

Esto es, toda actividad, sea del sector que sea, que no venga marcada por altas dosis de conocimiento y un alto o muy alto componente tecnológico estará en clara desventaja frente al resto. Y es aquí, por tanto, hacia donde todos los agentes implicados deben encaminar sus esfuerzos de manera decidida. En la medida que se tenga éxito en esta tarea se habrá conseguido andar una muy buena parte del camino y, además, en la dirección correcta. No lo perdamos de vista y tendremos mucho avanzado. 

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