Opinión

Trío Arriaga

Alguna vez he mencionado en estas páginas que entre muchas cosas buenas que ha traído la democracia está la mejora de la educación musical, y , como consecuencia natural, en España en la actualidad hay más músicos y mejor preparados que hace unas décadas Muestra de ello es el Trío Arriaga que este próximo jueves día 4 de abril en el Teatro Principal de Ourense tocará en el Ciclo Enclave de Cámara. Este trío, al igual que varios grupos de cámara  que han surgido en las últimas dos décadas en España son buena muestra de esa mejora, en parte debida a la internacionalización de la educación musical de sus componentes así como de sus carreras como solistas. Con ello no quiero decir que no haya buenos profesores en España, que los hay, sin embargo salir del terruño y “airearse” viene bien, muestra formas de interpretar diferentes y trae ideas refrescantes.

Los tres intérpretes nos traen un programa de calado. Principalmente ruso pero con una incursión en la música de un compositor local: el vigués Eduardo Soutullo. Músico bien formado con una obra interesante y bien escrita, fácil de escuchar pero no por ello simple, que podemos inscribir dentro de una grupo de compositores gallegos jóvenes como son Octavio Vázquez o  Fernando Buide entre otros.

La mayor parte del programa la ocupan obras de dos de los más grandes compositores: Tchaikovsky y Shostakovich.

Ambos marcados por la tragedia, y las obras que interpretará el Trío Arriaga ahondan en este concepto estando dedicadas a amigos muertos.

La “tragedia” está presente en gran parte de la música rusa, sin duda estos dos compositores se vieron muy marcada por ella.

Tchaikosvky homosexual en la Rusia decimonónica. Si ahora escuchamos a los dirigentes rusos peroratas contra los que ejercen el sexo “contranuatura” que lleva a continuas agresiones contra estos colectivos imagínense como debía de ser la persecución en la Rusia zarista del siglo XIX. No puede extrañarnos que Tchaikovsky tuviese una visión de la vida un tanto oscura, tanto que al final se suicidó (fuese por voluntad propia, o, como es más probable, de manera forzada, la verdad es que se quitó la vida, y según parece por un escándalo sexual).

Se puede decir lo mismo respecto a lo difícil que lo tenía Shostakovich para encarar la vida con optimismo. Su trio Op.67 se estrenó en su ciudad natal, la “ciudad mártir”, en Leningrado en 1944. Shostakovich sufrió parte del asedio (cabe recordar que es el asedio más largo y duro de la época moderna) de esta ciudad por los ejércitos nazis hasta que Stalin ordenó la evacuación del compositor. La obra es un homenaje, un recuerdo de un  amigo pero también de alguna manera  un homenaje a la ciudad que le vio nacer, y en la que él y muchos otros vieron el horror nazi en acción. Shostakovich sobrevivió para tener que sobrevivir una vez más a otro horror; el  terror estalinista que desde los años treinta martilleo a la sociedad rusa.

A pesar de esta “amargura” en gran parte de la obra de estos dos compositores, hay estallidos vitales, no eran pesimistas per se, lo eran por las circunstancia y siempre con ganas de superar el lado más difícil y oscuro de la vida. Y estas ansias vitales se trasladan de manera diáfana a la música de ambos tríos que son una suerte de recorrido vital con los claroscuros que eso supone.

¡Que lo disfruten!

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