Algo está cambiando. Por fin, después de muchos años de ostracismo, el fútbol ourensano comienza a sacar la cabeza. Sigue siendo la cenicienta de Galicia y de la mayoría de regiones de este país, pero al menos, se van dando pasos hacia adelante. El camino lo abrió el Arenteiro, máximo representante de la provincia que compite en Segunda Federación, lo más cercano al fútbol profesional y que tiene garantizada la continuidad. Quedan dos jornadas, seis puntos en juego y tiene cinco de margen sobre el descenso. Está hecho.
Ahora le siguen los pasos Ourense CF y Barco, que van a jugar la final de la fase gallega y lo más positivo es que habrá un ourensano peleando en la fase nacional. Un camino que viene de atrás y que demuestra que ambos equipos están haciendo bien las cosas. Y lo mejor, sin hacer mucho ruido y trabajando en silencio. Hace dos temporadas, en plena pandemia, ambos ya jugaron estos mismos play off de ascenso, pero no corrieron la misma suerte. En aquella ocasión había sido en Balaídos y sin público. Los barquenses cayeron en la primera eliminatoria y los ourensanos en la final ante el Compostela, que sería el que logró el ascenso.
Ahora las cosas han cambiado. Unos y otros pasaron la primera ronda y se verán las caras en la final. Aunque solo uno se llevará premio, para ambos llegar hasta ahí ya casi justifica la buena temporada realizada.
Esto viene a demostrar, una vez más, que en Ourense también sabemos hacer las cosas. Que no tiene que venir nadie de fuera dar lecciones ni vendernos nada. Aunque sí que es verdad que para que las cosas salgan bien tiene que haber, además de mucho trabajo en la sombra una dosis importante de seriedad y sobre todo sentido común, algo que se estila muy poco en los tiempos que corremos.
