Sabían ustedes que todo es comestible? Así tenemos cómo el gusano es comestible para el sapo, el sapo para la culebra, la culebra para el cerdo, el cerdo para el hombre y el hombre para el gusano.
Lo dicho, todo, absolutamente todo, es comestible.
Y ahora me voy a permitir dar un consejo para esos amigos que suelen reunirse para celebrar una cena recordando algún evento especial. Quiero compartir una experiencia sobre el beber y el conducir.
Hace unos días, estando de copas con unos amigos, y después de una buena cena, me di cuenta de que había bebido demasiado. E hice una cosa que nunca había hecho: dejar el coche, coger el bus y volver a casa.
Llegué sano y salvo y fue para mí una sorpresa, una sorpresa como jamás había tenido en mi vida: había conducido un autobús, que no sé de donde demonios había sacado y que aún lo tengo aparcado delante de mi casa. Precisamente donde hay una señal de ¡Prohibido estacionarse!
Constantemente nos están gritando: '¡Circulen, circulen!'
Y es que la naturaleza también se lo ordena tanto al hombre como a la mujer: '¡Circulen!'
¡Respirar ácido carbónico, las plantas lo necesitan. Y ordena a las plantas: '¡Respira, exhala oxígeno, a ti no te sirve: sirve a las personas!'
¡Qué pena, que por no saber cuidar nuestro planeta termine más de uno usando una mascarilla para respirar oxígeno en un hospital!
¿Y qué es un hospital? Se lo diré con pocas palabras: Hospital, la casa donde no hay domingos ni festivos.
