Opinión

Se abre camino a la estupidez

Tras la mentira y el engaño que caracteriza a varios miembros del gobierno, encabezados por su presidente, se inicia un nuevo capítulo, el de la estupidez. Su principal promotora es la ministra de Igualdad, que desde el primer momento demostró que no estaba cualificada para el cargo, pero que logró su objetivo no por méritos sino por ser la mujer de quien es. Nada que ver con lo que se supone que debe defender, la igualdad de oportunidades. 

“Voz Populi” publica parte de un cable enviado por el ministerio de Exteriores y promovido por el ministerio de Igualdad, en el que se traslada a las embajadas y consulados una serie de indicaciones sobre cómo tratar a las personas transexuales e intersexuales. Con  recomendaciones sobre el lenguaje inclusivo y con un listado de preguntas que no se deben hacer al compareciente: si se ha operado, si ha sido doloroso, si no se va a arrepentir, o cómo supo que no se sentía identificado con el género que figuraba en sus documentos. Todo ello aderezado con indicaciones sobre las facilidades para su repatriación y los apoyos que puede recibir de los funcionarios. Se pide  al personal de embajadas y consulados que coloquen el cartel: “Aquí respetamos tu orientación sexual y tu derecho a la identidad de género”.

En los consulados españoles  han casado a parejas de homosexuales que no podían hacerlo en su país de residencia porque no era legal y en España sí, y se ha inscrito como españoles a hijos nacidos de los llamados “vientres de alquiler”, incluso de padres homosexuales,  hasta que lo prohibió Zapatero. Cualquier español con sensibilidad  respeta a sus semejantes sin necesidad de que ninguna autoridad le obligue por escrito; y si no tiene sensibilidad, al menos sí tiene la inteligencia de acatar las leyes, que en España se publicitan convenientemente, hasta el punto que es de dominio público que las que emanan del ministerio de Irene Montero han provocado problemas muy serios con la mayor parte de las mujeres y hombres socialistas que se han caracterizado por su defensa de la igualdad y del feminismo. 

Los funcionarios que trabajan en embajadas y consulados, por formación, pero sobre todo por educación y por respeto a los demás, saben perfectamente cómo tratar a quien acude con un problema, sea gay, trans o heterosexual.

Bastantes problemas tiene los miembros del servicio exterior, que la ministra Laya quiere renovar y potenciar, como para dar pie a que ese tipo de comunicados puedan provocar su  descrédito al pensar que están necesitado de instrucciones no discriminatorias. Por no hablar de que bastantes problemas tiene España en sus relaciones exteriores –Marruecos, Venezuela, la inmigración, la UE, Gibraltar-  como para enviar cables insultantes para quienes los reciben, porque ponen en cuestión su profesionalidad.

No es tiempo de politiqueos estúpidos, sino de dedicar todo el esfuerzo a resolver problemas de vida o muerte, de hambre, de trabajo y de supervivencia.

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