Opinión

Borrón y cuenta nueva

Suele decir Pablo Casado que si consigue ser presidente, en los primeros cien días va a tomar todas las decisiones que proviocan más polémicas pero que considera necesarias, para que las manifestaciones, protestas y gritops en el cielo se concentren en unas semanas y después le dejen ser presidente. La generación de la Transición ya vivió esa situación, es lo que hizo Felipe González cuando gobernó por primera vez. Casado ha aplicado la misma filosofía a la que considera imprescindible renovación del partido: de golpe, sin aviso previo y sin concesiones.

Con sectarismo, eso sí, ha tenido trato exquisioto para los que le apoyaron a él o a Cospedal mientras ha descabezado a la mayoría de los que se inclinaron por Soraya. Tiene derecho a hacer lo que considere oportuno aunque algunos nombramientos y algunos “borrados” rechinan, pero de esa manera asume en solitario la responsabilidad del resultado que salga de las urnas. No podrá echar la culpa a corrupciones pasadas, ni a fallos políticos, ni a rechazo a determinados candidatos: ha hecho borrón y cuenta nueva, parte de cero y echa abajo biografías que parecían inamovibles.

La operación tiene sus riesgos. En algunos casos, porque cualquier partido de gobierno necesita personas con experiencia, y Casado se ha cargado a unas cuantas apostanto por alevines con inmaculada hoja de servicios, porque se trata de hojas en blanco. Tiene sus riesgos también porque alguno de los que entran a formar parte de su equipo con peligrosos como pirañas, bien porque han dado pruebas de deslealtad a quienes debían lealtad , bien porque su egolatría supera todo lo imaginable, bien porque ser amigo de alguien no es garantía de nada y algunos de los nombres que encabezan candidaturas cuentan con graves defectos que conocen bien en su circunscripción. Y hay un tercer capítulo que provoca recelo, el de aquellos que sin saber nada de política exterior, o de inglés, van a ir al Parlamento Europeo, donde tener al menos alguna idea de lo que pasa fuera de las fronteras es aconsejable. Y el inglés imprescindible, pues Casado debe saber que en Bruselas, donde se celebra el trabajo duro, el cotidiano, en las comisiones, ponencias y despachos privados, solo se habla inglés, sin traductores. Sería penoso que los nuevos eurodiputados españoles permanecieran silentes porque no saben ni de qué se habla.

Dicho esto: Pablo Casado ha dejado claro que con él se inicia una nueva etapa en el PP, y nadie le puede poner un pero a que conforme un equipo a su medida, para eso ganó las primarias. No quiere tener ataduras de ninguna clase, ha optado por partir de cero y no siente que tenga obligación ninguna hacia los méritos de personas de equipos anteriores, solo mirará con lupa los a los que trabajen bajo su mandato. La operación es de alto riesgo, pero en política, como en casi todo, solo ganan los que arriesgan. 

Te puede interesar